El director de la Organización Mundial de la Salud en Europa (OMS-Europa), Hans Kluge, apremió hoy al estamento político a reforzar la sanidad pública ante los nuevos desafíos presentes, como la crisis energética precipitada por la guerra de Ucrania y la crisis climática.
«La guerra en Ucrania y la crisis energética obstaculizan el acceso a la sanidad pública a millones de personas. Se nos viene un invierno duro y necesitamos del apoyo político, a todos los niveles, para proteger la salud de las personas», afirmó Kluge, ante la Conferencia Europea de la Sanidad Pública (EPH), en Berlín.
El conjunto de Europa, y no solo los países que sufren directamente «el impacto de la guerra», debe equiparse para afrontar esta situación, lo que implica «movilizar recursos», añadió Kluge en su discurso ante el plenario de la EPH.
El director de la sección europea de la OMS alertó asimismo de las consecuencias que acarreará la crisis climática en la salud de los habitantes del continente, sea por efecto directo de las olas de calor extremo que se están viviendo ya, sea por las crisis alimentarias que pueden precipitarse.
Los gobiernos europeos deben «acelerar» la remodelación urbanística, especialmente en las grandes ciudades, para dotarlas de espacios verdes y zonas de sombra para minimizar los efectos del calor extremo en los ciudadanos.
La EPH, de tres días de duración y a la que asisten unos 1.500 expertos, no solo europeos, es la primera que se celebra en formato presencial desde el estallido de la pandemia de la covid-19.
Junto a los efectos persistentes de ésta, se centra en lo que el director de la EPH, Reinhard Busse, calificó de «convergencia de crisis globales», como la guerra de Ucrania, la climática y la energética.
El lema de la conferencia es «Prepararse para lo imprevisible», en alusión a los estragos causados por la pandemia del coronavirus, tanto a escala sanitaria como económica y social, y a las sucesivas situaciones de máxima alerta que pueden precipitarse en el futuro.
La covid-19 supuso «un desafío clásico sobre los sistemas sanitarios de todo el mundo, incluso los más avanzados», recordó Busse.
Confluyeron ahí la necesidad de atajar las primeras olas de contagios con «medidas extremas e inimaginables», como el cierre de la vida pública a escala internacional, seguido del desarrollo en tiempo récord de las vacunas para atajarla y las campañas de vacunación masivas.
«Tenemos que actuar para evitar que futuras crisis desborden los sistemas sanitarios públicos», advirtió Busse, quien apremió al estamento político a actualizar sus capacidades de respuesta.
«Con recetas del pasado no atajaremos los desafíos del presente», advirtió por su parte Chikwe Ihekweazu, el director de la sección de Inteligencia para Pandemias y Epidemias de la OMS.
Hay que avanzar en la digitalización de los sistemas sanitarios y el intercambio de datos, «unir y conectar todos los sectores implicados, tender puentes entre infecciones en los animales y los seres humanos, para abordar los problemas globales», indicó.
El ministro alemán de Sanidad, Karl Lauterbach, incidió asimismo en la necesidad de modernizar los sistemas sanitarios, ya que siguen presentando déficit «inclusive en los países que se creen eficientes y altamente tecnificados».
El político socialdemócrata, quien se dirigió al plenario con un saludo virtual, fue presentado por Busse como un «epidemiólogo» que, de voz muy escuchada en los momentos más álgidos de la pandemia pasó a convertirse en ministro del Gobierno de Olaf Scholz.
Desde esa posición ha tenido que afrontar «ataques muy directos de la prensa sensacionalista», añadió el director de la EPH, precisamente por defender las líneas de máxima cautela ante la covid, frente a los postulados «populistas» que pretendían la rápida apertura de la vida pública. EFE
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