Las asediadas fuerzas rusas que aún se tambalean tras la devastadora ofensiva ucraniana podrían no tener “suficientes reservas o una moral adecuada” para resistir otro asalto concertado en el este de Ucrania, según expertos en defensa.
Los analistas de la inteligencia de defensa británica creen que Moscú ha logrado establecer una nueva línea defensiva entre el río Oskil y la ciudad de Svatove, cerca de la frontera entre las regiones de Kharkiv y Luhansk.
La zona se considera importante, en parte, porque la captura de la región de Luhansk, que forma parte del Donbás, era uno de los principales objetivos de Rusia.
Según los expertos, cualquier pérdida sustancial de territorio en esta zona, una de las pocas rutas principales de reabastecimiento desde la región rusa de Belgorod, “socavaría inequívocamente” la estrategia de Vladimir Putin en el conflicto.
Esto se produce tras el colapso de las líneas rusas en el este, después de una impresionante ofensiva ucraniana lanzada el 6 de septiembre que tomó a los invasores por sorpresa, obligando al Kremlin a ceder franjas de territorio.
En su última actualización sobre la situación en Ucrania, el Ministerio de Defensa británico dijo que no está claro si las fuerzas de primera línea de Rusia tienen las reservas adecuadas o la moral para resistir otro asalto ucraniano concertado en las partes orientales del país.
A pesar de la magnífica actuación de las fuerzas armadas ucranianas, el presidente Zelensky dijo que era demasiado pronto para decir que la marea de la guerra estaba cambiando, y que el resultado dependía de la rápida entrega de armas extranjeras a su país.
Desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero, hay indicios de que muchos soldados rusos no tienen una idea clara de los objetivos de la operación. Algunos, incluso pensaban al principio que los estaban movilizando para unas maniobras.
La magnitud de las pérdidas rusas es incierta. Ucrania asegura que ha matado a 50.000 soldados rusos, pero la mayoría de fuentes occidentales consideran esta cifra como demasiado elevada.
La reciente contraofensiva ucraniana cogió a las fuerzas rusas con la guardia baja. Salieron informaciones de deserciones, negativas a seguir órdenes y una pobre moral, lo que sugiere fallos en la línea de mando.
La muerte o la lesión de generales y oficiales rusos también hicieron mella porque los programas de formación parecen haberse deteriorado recientemente, lo que complica encontrar reemplazos, dicen los expertos.
“Tienen un problema con la formación de superiores, sobre todo porque no hay suficientes suboficiales” que hayan ido subiendo escalafones y sean “expertos en sus ámbitos”, dijo a la agencia de noticias AFP un alto jefe militar francés bajo condición de anonimato.
Rusia suele promocionar principalmente a oficiales mayores, indica. “Y si tu única relación con los subordinados es de poder, en la que los más viejos son promocionados, lanzar un ataque es complicado”, indicó.
Este efecto en la moral no hará más que empeorar si la guerra se alarga, sin importar la superioridad numérica de las tropas rusas.
Otro riesgo para Moscú es que la cultura de la deshonestidad parece haber calado en el corazón de su aparato militar.
“Los oficiales militares rusos mienten frecuentemente a sus superiores sobre la situación de su unidad”, dice el historiador militar Chris Owen.
El experto se refiere a comunicaciones de soldados rusos interceptadas por las fuerzas ucranianas en las que los militares de Moscú reportan falsos éxitos en los combates y “a los consecuentes ataques lanzados en virtud de una información errónea”.
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