La Iglesia cubana publicó un comunicado para referirse a la crítica situación política, económica y social que atraviesa la isla tras las protestas desencadenadas el pasado fin de semana en contra del régimen.
“Hermanos, no podemos cerrar los ojos o entornar la mirada, como si nada estuviera sucediendo, ante los acontecimientos que ha vivido nuestro pueblo en el día de ayer, domingo 11 de julio, y que en algunos lugares continúan hoy (lunes), donde en medio de las restricciones por el aumento de contagios de COVID-19 y, a pesar de ello, salieron a las calles miles de personas en ciudades y pueblos de Cuba, protestando públicamente, expresando su malestar por el deterioro de la situación económica y social que vive nuestro pueblo y que se ha acentuado de manera significativa”, comienza el escrito firmado por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
Luego afirma que entienden que “el Gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades”, pero “también comprendemos que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas y, a su vez, a expresar públicamente cómo algunas medidas que han sido tomadas le están afectando seriamente. Es necesario que cada persona aporte su creatividad e iniciativa y que cada familia trabaje por su propio bienestar, sabiendo que cuando eso ocurre, se está trabajando por el bien de la Nación”, enfatizó.
Y siguió: “En estos momentos, como pastores, nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sea el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas, sin resolverlos. No solo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia una rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos”.
Posteriormente la Iglesia cubana resaltó que “no se llegará a una solución favorable por imposiciones, ni haciendo un llamado a la confrontación, sino cuando se ejercite la escucha mutua, se busquen acuerdos comunes y se den pasos concretos y tangibles que contribuyan, con el aporte de todos los cubanos sin exclusión, a construir la Patria ‘con todos y para el bien de todos’. Esa es la Patria que queremos”.
“Nos enseña el Papa Francisco y, a su vez, las experiencias vividas, que las crisis no se superan con el enfrentamiento sino procurando un entendimiento”, resaltaron los obispos al citar al pontífice argentino.
“La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores para mañana que costará mucho trabajo superar, por eso invitamos a todos a no incentivar la situación de crisis, sino con serenidad de espíritu y buena voluntad, ejercitar la escucha, la comprensión y la actitud de tolerancia, que tenga en cuenta y respete al otro para juntos buscar caminos de una justa y adecuada solución”, expresó la Iglesia cubana.
Por último, los obispos dijeron: “A la Virgen de la Caridad, Reina y Madre de todos los cubanos, siempre manantial de reconciliación, pedimos haga de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas, donde prevalezcan la búsqueda de la verdad y el bien común”.
Las cubanas buscan a sus desaparecidos
Por el momento no existe una cifra oficial de detenciones, ya que las autoridades no han difundido información, pero activistas locales han elaborado una lista provisional en la que figuran 65 nombres solo en La Habana.
En ella figuran nombres conocidos por su oposición activa al régimen, como el artista Luis Manuel Otero Alcántara, el disidente moderado Manuel Cuesta Morúa o el dramaturgo Yunior García Aguilera, mientras la familia del opositor José Daniel Ferrer denunció también su desaparición en Santiago de Cuba.
Varias de las mujeres congregadas en Zanja dijeron a la agencia de noticias EFE que sus maridos, hijos e incluso algún suegro habían sido golpeados antes de ser conducidos a paradero desconocido.
Estas declaraciones, junto a videos que circulan por las redes en los que se observa represión violenta por parte de la policía cubana y agentes vestidos de civil, contrastan con la versión del régimen de Miguel Díaz-Canel, quien negó esos hechos en la televisión estatal.
Sin luz, medicinas ni alimentos
Esos problemas se resumen en precariedad económica, escasez extrema y la pandemia del coronavirus en su peor momento en Cuba.
La población sufre largos cortes de electricidad y cada vez le cuesta más encontrar productos básicos, alimentos y medicinas, cuya venta se concentra además en tiendas en divisas a las que no tienen accesos la mayoría de los cubanos, que cobran sus salarios en moneda nacional.
Las acusaciones del gobernante cubano recibieron pronta réplica del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, quien tachó de “grave error” acusar a su país de estar detrás de las protestas, a las que definió como “reflejo” de un pueblo “profundamente cansado” y de “la mala gestión y represión” de las autoridades cubanas.
“Libertad”, “Abajo la dictadura”, “Abajo el comunismo”, “Patria y vida”, “No más mentiras”, “Fuera las tiendas MLC” o “Que se vayan” fueron algunas de las consignas más repetidas en la inédita jornada, en la que se vivieron choques entre los manifestantes y brigadas de defensores del régimen, que al grito de “Yo soy Fidel” iban llegando a bordo de autobuses a los puntos calientes de protestas.
Las protestas antigubernamentales ocurridas en varios puntos de Cuba son las más fuertes que han tenido lugar en la isla desde el llamado “maleconazo” de agosto de 1994, cuando centenares de personas salieron al célebre paseo marítimo de La Habana en medio de las penurias del llamado “periodo especial”.
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