El reportaje que ustedes publicaron en The New York Times, Una niña y un sueño se perdieron en la selva, es uno de los retratos más desgarradores del sufrimiento de quienes cruzan el Darién. ¿Cómo se encontraron con una niña perdida en esa inhóspita selva?
Por SEMANA
Federico Ríos: Se ve excepcional, pero tristemente la situación de Sarah (de seis años) y su mamá, Alexandra, no es excepcional. Hay más de 200 mil personas que cruzan el Darién este 2022, pero de esas, 30 mil son niños y niñas. Entonces, en los grupos, por supuesto, había un montón de niñas como Sarah. Pusimos el olfato al servicio de la historia. Encontramos un montón de situaciones, entrevistamos a muchísimas personas, seguimos a mucha gente. Estuvimos, junto a mi compañera de trabajo Julie Turkewitz, jefa del bureau de los Andes de NYT, muchos días caminando con los migrantes. Creemos que este es el ejercicio del periodismo: estar ahí en el obturador de la cámara, presente, viendo, o tomando notas. Sarah y Alexandra son una muestra de lo que sucede cotidianamente en esa selva prístina.
S: El reportaje sobre Sarah, que pierde a su mamá, tres días en la selva del Darién, fue divulgado ampliamente por el New York Times.
F.R: A mí me da mucho orgullo decir que en New York Times trabajamos para lograr el estándar más alto del periodismo y que la migración es una gran prioridad en nuestro cubrimiento. Estamos esperanzados que el periodismo de diálogo entre varias personas, que coincidan o que difieran, generen opiniones mucho mejor informadas que conduzcan a tomas de decisiones que favorezcan a los migrantes.
S: Las imágenes de este cruce son muy impactantes. Se ve un camino muy hostil, lleno de barro, peligroso. ¿Cómo es cruzar el Darién?
F.R: Es exactamente así como se ve en las imágenes. Un camino peligroso, lleno de barro, en el que hay varios retos para los migrantes. El reto físico es uno de los más grandes: es un territorio lodoso, con montañas empinadas. El día cuatro del trayecto, hay una caminata de más de diez kilómetros por la playa y la mayoría van con botas pantaneras y los pies ampollados. Es muy difícil que alguien que emprenda esa travesía esté entrenado. Y a eso hay que sumarle que no están bien alimentados, no llevan las provisiones suficientes. No saben tampoco nada del camino, ni cuántos días les faltan. Es muy complejo cuando el cuerpo empieza a desfallecer, empiezan a dar calambres, es un esfuerzo monumental porque el cuerpo no está acostumbrado. Físicamente, es muy exigente y emocionalmente aún más.
S: ¿Por qué hay tantas muertes en el camino?
F.R: Porque físicamente es un gran reto. Es posible que te mueras porque te caíste, te fracturaste y tus compañeros de viaje no tienen como cargarte el camino que te falta. Es muy difícil estar preparado físicamente para este tipo de viaje. La gente se pierde de su grupo, está sin comida y se muere de hambre. En el reportaje contamos cómo hay niños que han muerto porque se ahogan en el río.
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