La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) anunció este jueves que finalmente elegirá a un nuevo secretario ejecutivo luego de los desacuerdos con el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien se negó a renovar el mandato de Paulo Abrao, sobre el cual pesan más de 60 denuncias por acoso laboral.
La CIDH, un órgano parte de la OEA, dijo que el 25 de septiembre abrirá el proceso de concurso para ocupar su secretaría ejecutiva, en un comunicado en el que reafirmó la importancia de su “autonomía e independencia”, y agradeció y reconoció “altamente” la gestión de Abrao, un jurista brasileño que estuvo en el cargo los últimos cuatro años.
El 25 de agosto, diez días después de que se venciera el período de Abrao, Almagro dijo que no prorrogaría su contrato “debido a la existencia de decenas de denuncias de carácter funcional” presentadas contra el funcionario, y deploró la “falta de tramitación” de estas quejas como “un duro golpe” a la credibilidad de la Comisión.
La CIDH, que consideró la decisión de Almagro como un “grave embate” en su contra, dijo este jueves que en los últimos días buscó “un diálogo institucional respetuoso” para superar este roce, apuntando a la defensa de la elección de Abrao y el “debido proceso” a la tramitación de las quejas del personal.
Ante la imposibilidad de lograr este propósito, la CIDH insistió en su “profundo rechazo” al paso dado por Almagro.
La CIDH había acusado al secretario general de la OEA de quebrantar “una práctica establecida por más de 20 años de respeto” al criterio de la CIDH de elegir a su secretario ejecutivo. Y agregó que esto “dificulta la obtención de verdad, justicia y reparación a las personas que se han sentido afectadas en sus derechos laborales”.
“Esta decisión del secretario general desconoce el debido proceso del señor Paulo Abrao”, afirmó la Comisión.
Por otra parte, la CIDH se comprometió a “mejorar el clima laboral”, al tiempo que señaló la importancia de conocer los resultados de la investigación sobre la denuncias contra Abrao, sobre el cual pesan 61 denuncias por abuso de poder, del Inspector General de la OEA, que ejerce funciones de auditoría interna.
“Abuso de poder, hostigamientos, represalias”
Más aún, 12 exfuncionarios de la CIDH dijeron en una carta a la CIDH haber sufrido “abuso de poder, hostigamientos, represalias, humillación pública, sustracción de funciones injustificadas, pérdida de cargos, y discriminación” por parte de Abrao.
La secretaria adjunta de la CIDH, la colombiana María Claudia Pulido, fue designada para sustituir interinamente a Abrao.
La decisión de Almagro recibió una ola de críticas de organizaciones de derechos humanos, en tanto la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, encabezada por Michelle Bachelet, llamó a una solución urgente del conflicto.
La respuesta de Abrao
El funcionario se hizo eco de la decisión a través de una extensa carta, publicada en su cuenta de Twitter. En ella, aseguró que las alegaciones realizadas constituyeron “una campaña de desinformación y declaraciones públicas” que afectaron su “honor y reputación”.
Con respecto a aquellas personas que firmaron la carta que contenía las denuncias sobre el ambiente laboral de la Comisión, expresó su «compromiso es con el derecho fundamental de denunciar por parte de todas aquellas personas que sientan que sus derechos se ven afectados” y por ende indicó que “es fundamental que se usen los canales correspondientes que permitan una adecuada atención”. No obstante, defendió su gestión al frente del organismo, detallando distintas medidas tomadas en “cuestiones relativas al personal”.
“Sin embargo, la CIDH y la Secretaría Ejecutiva nunca conocieron o accedieron al conjunto de las situaciones individualizadas; solo recibieron informaciones y recomendaciones generales sobre el ambiente laboral”, indica un pasaje de la misiva, que asegura que estas fueron atendidas.
A su vez, Abrao criticó el accionar del Ombudsperson, asegurando que en su última reunión no había hecho referencia a las denuncias que luego presentó meses después. “Históricamente siempre existieron presiones e intereses muy poderosos contra una CIDH activa, fuerte y eficiente”, expresó. Y concluyó: “Seguiré leal a mi proyecto de vida de visibilizar, documentar, denunciar y defender los derechos humanos contra todas las formas de arbitrio, injusticias, desigualdades y discriminación”.
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