Cuando empezó la invasión de Ucrania, el 24 de febrero, las dos grandes plantas siderúrgicas de Mariupol, Illich y Azovstal, suspendieron sus operaciones y entraron en lo que Metinvest, su propietaria (controlada por el hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmetov) llama modo de «conservación en caliente», para proteger su equipamiento y prevenir accidentes. Ahora que, tras siete semanas de asedio, la ciudad está cada vez más cerca de caer en manos rusas, Metinvest ha prometido que sus factorías «nunca» operarán bajo control ruso.
Eso significa que la mitad de la producción de hierro y un tercio de la producción de acero de Ucrania se van a perder en caso de que caiga la ciudad, lo que muestra el impacto de la guerra en la industria justo cuando Ucrania se prepara para una gran ofensiva rusa en la región de Donbás. Donbás, ahora mismo el objetivo formal de la invasión rusa, es donde se concentran la mayor parte de la industria del carbón y el acero del país.
Metinvest ha afirmado que, aunque sabe que ambas plantas están dañadas, desconoce la magnitud de los desperfectos. «Creemos en la victoria de Ucrania y planeamos retomar la producción cuando terminen las hostilidades. No dudamos que su trabajo se retomará, pero para ello Mariupol debe seguir siendo ucrania». (Reuters)
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