La audiencia preliminar del proceso contra el exministro del Interior italiano Mateo Salvini por el bloqueo en agosto de 2019 de más de un centenar de migrantes a bordo de barco español Open Arms seguirá el 14 de enero y luego el 20 de marzo después de que el juez haya admitido la petición de algunas pruebas por parte de la defensa del líder de la Liga.
EFE
UNA AUDIENCIA EN LA SALA DEL MACROPROCESO CONTRA LA MAFIA
Esta audiencia preliminar comenzó hoy en Palermo (Sicilia), en la misma sala búnker de la cárcel de Ucciardone donde se celebró el maxiproceso ordenado por los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino a mediados de los 80 contra la mafia italiana, y que les valió a ambos ser asesinados en 1992 por la explosión de sendos coches bomba.
En la vista de hoy el juez Lorenzo Jannelli aceptó como partes civiles a 7 de los migrantes retenidos a bordo de la nave, y asociaciones como Legambiente, Arci, Accoglie Rete, Giuristi Democratici, la ONG Ciss, la propia Open Arms, Mediterranea Saving Humans y Cittadinanza Attiva, además del comandante del barco español al que se le impidió atracar, Marc Reig Creus.
«Lo volvería a hacer todo y lo volveré a hacer cuando regrese al gobierno», dijo Salvini en Palermo.
LAS TESIS DE LA DEFENSA
Salvini es defendido por la abogada y senadora de la Liga Giulia Bongiorno, que entre otras tesis alega que el bloqueo del barco se debió a que se esperaba la reubicación de los migrantes en países europeos, y que entre ellos había dos traficantes.
También que la prohibición de atracar no fue una decisión individual de Salvini sino de todo el ejecutivo de Giuseppe Conte.
«La gestión de este episodio de inmigración irregular constituyó la implementación de la línea de Gobierno compartida por la Presidencia del Consejo de Ministros y los ministros competentes», señala la defensa acerca del entonces ejecutivo de Conte formado por la ultraderechista Liga y el antisistema Movimiento 5 Estrellas.
«Esta línea prevé la consecución de un acuerdo para la redistribución de los migrantes entre los Estados miembros de la Unión Europea como fase previa al posterior desembarco», añadió.
La defensa señala que «no le correspondía a Italia indicar un puerto seguro» porque los migrantes habían sido «rescatados en aguas libias y maltesas por un barco que enarbolaba bandera española».
Y que Italia, en cualquier caso, no rechazó brindar asistencia a los migrantes y que de hecho fueron desembarcados los menores.
Dice la defensa de Salvini que el comandante del Open Arms «tuvo numerosas alternativas» entre ellas dirigirse a España, que había ofrecido dos puertos.
«El barco español Open Arms dijo no al desembarco ofrecido por Malta, no a dirigirse a España a pesar de dos ofertas de las autoridades ibéricas y no al buque militar español, poniendo en riesgo la salud de los migrantes. Ahora dos de los rescatados están en prisión y 44 han desaparecido porque huyeron, pero el proceso es al ministro que defendió las leyes y las fronteras de su país sin muertos ni heridos», señaló Salvini, en una pausa de la audiencia preliminar.
LA LARGA ODISEA DE TRES SEMANAS PARA LOS MIGRANTES DEL OPEN ARMS
Este caso que supuso una larga odisea para los migrantes rescatados por el Open Arms ocurrió cuando Salvini, como titular de Intrerior, impulsó una férrea política de puertos cerrados a las naves de las organizaciones humanitarias del Mediterráneo central.
Salvini perdió el cargo en septiembre de 2019 al dinamitar la coalición de la ultraderechista Liga y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas.
En agosto de 2019, el entonces ministro del Interior negó durante 21 días el desembarco en la isla de Lampedusa (la isla más al sur de Italia) a cerca de 160 migrantes que habían sido rescatados en el mar por el buque de la ONG española.
Al final solo quedaban a bordo menos de 90 tras un goteo de evacuaciones parciales por motivos médicos y el lanzamiento al mar de varias decenas de ellos fruto de la desesperación.
Solo en los tres días finales, cuando el barco estuvo fondeado a solo 800 metros del puerto de Lampedusa, casi una veintena de migrantes se lanzaron por la borda y llegaron al puerto o fueron rescatados.
La primera oferta del Gobierno español para abrir un puerto a estos migrantes llegó tras 17 días de odisea, pero el Open Arms se negó a poner rumbo a los puertos de Algeciras y Mahón.
Con los migrantes hacinados en cubierta en duras condiciones, alegaban motivos de seguridad, falta de instalaciones y el mal estado físico y psíquico de los rescatados, así como el cansancio de la tripulación y los voluntarios por la larga crisis.
Madrid envió al buque «Audaz» de la Armada española para hacerse cargo de los migrantes y escoltar al «Open Arms» hasta el puerto de Mallorca.
Pero finalmente en la noche del 20 de agosto la Fiscalía permitió el desembarco en Lampedusa de los 83 inmigrantes que quedaban a bordo, poniendo fin a la odisea.
El fiscal de Agrigento tomó la decisión después de subir a bordo de la nave española acompañado de varios médicos para verificar el estado de los migrantes y la situación que reinaba a bordo.
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