Las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) «pueden continuarse» aunque no haya cese al fuego, dijo el jueves el líder de esa guerrilla, Antonio García, tras el anuncio del Ejecutivo el miércoles de suspender los diálogos como respuesta a un mortal ataque a una base militar.
AFP
«Aún en medio de las operaciones militares pueden continuarse los procesos de paz, eso han hecho en varios momentos diferentes gobiernos, ahora no puede ser la excepción», escribió García en la red social X.
El grupo rebelde fue señalado como responsable de un ataque perpetrado el martes contra un batallón del ejército en el poblado de Puerto Jordán, en el departamento de Arauca (noreste), donde murieron tres soldados y 28 resultaron heridos, según el balance oficial más reciente entregado el jueves.
Tras la ofensiva, la delegación del gobierno en las conversaciones, que comenzaron a finales de 2022, declaró el proceso «suspendido» y advirtió que solo se retomaría «con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz» de los rebeldes.
Según García, los diálogos están «congelados» por «incumplimientos de acuerdos» alcanzados con el gobierno durante los ciclos de negociaciones llevados a cabo en Cuba, Venezuela y México.
En respuesta, el presidente Gustavo Petro dijo en la misma red social estar «listo» en su oficina para dialogar con los rebeldes.
«Si el ELN no quiere romper el proceso de paz dígalo. No se silencien, que la paz es para gritarla y la violencia para enterrarla», escribió.
La guerrilla, en armas desde 1964, ha escalado su ofensiva desde inicios de agosto, cuando decidió no retomar una tregua que regía desde 2023.
Desde entonces, las Fuerzas Militares reanudaron las operaciones contra los rebeldes y el miércoles, tras el asalto en Arauca, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, declaró que los esfuerzos se van a «redoblar».
Su cartera ofreció una recompensa equivalente a 957.000 dólares por información sobre el paradero de los «máximos cabecillas» de esa guerrilla, que cuenta con unos 5.800 miembros, según inteligencia militar.
Petro, el primer presidente izquierdista de Colombia, intenta desactivar el conflicto armado de seis décadas dialogando con varias guerrillas y bandas criminales. Pero enfrenta críticas de la oposición que denuncia un deterioro en la seguridad pública.
El Ejecutivo adelanta también diálogos con la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central (EMC), dos grupos disidentes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
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