El presidente Iván Duque anunció que pidió revisar las condiciones humanitarias en las que se encuentran los 18 hombres capturados en en Haití por el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de este año. Una de las preocupaciones del mandatario es que por ahora no tendrían abogados para enfrentar el proceso.
El presidente dijo que no le podían asignar defensores a los mercenarios porque eso implicaría que también lo deberían hacer con los más de 25.000 colombianos detenidos en todo el mundo, pero dijo que se está adelantando la gestión en Haití para que los cuerpos de quienes fallecieron puedan repatriarse.
Esta labor estará dirigida por el ministro de Justicia de Haití, Liszt Quitel, quien se comprometió a adelantar el envió de los cuerpos y las diligencias necesarias en el país caribe.
Los pormenores del fallecimiento de los colombianos y los de dos mercenarios más fueron expuestos por los 18 hombres que continúan en Haití a la espera del proceso judicial que definirá su futuro, por medio de una carta de 11 páginas.
Según reza la misiva, revelada inicialmente por el periódico colombiano El Tiempo, “fue herido levemente el señor Duberney Capador Giraldo con esquirla de granada alojada en su cadera, quien quedó en el lugar de los hechos con vida y con la asistencia que le prestó un enfermero; posteriormente fue torturado y asesinado con tiro de gracia por miembro de la Policía Nacional de Haití”. Para este caso, piden una necropsia exhaustiva que confirme el testimonio.
A este relato le siguió el que se levanta alrededor del fallecimiento de Javier Mauricio Romero, quien según los capturados, fue asesinado con una granada de mano mientras manifestaba sus intenciones de rendirse. “Se encontraba sin armamento y en estado de indefensión”, señala la carta.
Finalmente, detallan el fallecimiento accidental de Miguel Garzón: “Al intentar huir para salvar su vida, ante la negativa de la policía haitiana de aceptar nuestra rendición, muere el señor Miguel Garzón, quien se dispara accidentalmente al intentar saltar una pared para preservar su vida”.
Adicionalmente, advirtieron que en la actualidad se encuentran a merced de un investigador de la oficina de homicidios de la policía judicial haitiana que ha demostrado ser “un ‘profesional’ en torturar seres humanos”, que los tiene sometidos a todo tipo de vejámenes.
Para demostrarlo, los capturados aportan relatos personales como el de Edwin Enrique Blanquicet, que según el diario colombiano asegura haber sido arrojado a un grupo de civiles que le propiciaron 16 machetazos en cabeza y brazos, incluyendo uno que dañó permanentemente un tendón de su mano derecha; o el de Gersein Mendivelso Jaimes, que fue puesto en posición de sentadilla y pateado en los testículos en múltiples ocasiones, lo que lo llevó a orinar sangre.
En el texto, los exmilitares convertidos en mercenarios recuerdan que al momento de la redacción del mismo, fechado el 6 de septiembre de 2021, continuaban sin tener una captura legalizada, sin un abogado que los defienda y en unas condiciones preocupantes: el lugar de reclusión está “infestado de ratas, moscas y cucarachas […] Soportamos olores nauseabundos que paulatinamente están causando enfermedades respiratorias”.
Lo que es más, aseguran que no cuentan con agua potable, ni con un servicio sanitario decente, por lo que se encuentran rodeados de excrementos humanos. Adicionalmente, sólo reciben un alimento al día, por lo que hay algunos que han llegado a perder hasta 20 kilos de peso.
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