En el marco del primer aniversario de la muerte del general Qassem Soleimani y la creciente tensión entre Irán y EE.UU., Teherán materializó sus amenazas y anunció que ya está enriqueciendo uranio a un nivel del 20%.
“Hace unos minutos, empezó el proceso de enriquecimiento en la planta de Fordo”, confirmó el portavoz del gobierno Ali Rabiei. Según comunicó, la orden fue emitida expresamente por el presidente Hassan Rouhani.
De este modo, el régimen de los ayatolás rompió definitivamente con los parámetros del pacto nuclear firmado con las grandes potencias en 2015, que estipulaba un porcentaje máximo de un 3,67%, y cuyo uso debía ser empleado exclusivamente para fines civiles.
La cifra anunciada ayer todavía queda lejos del 90% que se requiere para la fabricación de armamento nuclear, pero fue suficiente para que se encendieran todas las alarmas en Jerusalén.
Reacción en Israel
“La decisión de Irán de seguir violando sus compromisos, aumentar el nivel de enriquecimiento de uranio y avanzar sus capacidades subterráneas de producción sólo se explican por sus intenciones de avanzar el plan nuclear militar”, exclamó el “premier” israelí, Benjamín Netanyahu. Y prometió: “Israel no permitirá que Irán obtenga armas atómicas”.
Hace una década, Teherán ya alcanzó cotas similares a las que anunció ayer, hecho que estuvo a punto de ser replicado con un bombardeo aéreo israelí sobre sus instalaciones. La firma del acuerdo con las potencias en 2015 sirvió entonces para apaciguar los ánimos.
Pero desde que Donald Trump retirara a EE UU del acuerdo en 2018, se sucedieron graves incidentes entre ambos países. Ahora, a pesar del reciente asesinato del científico Moshe Fakrizadeh –arquitecto y conocedor de todas las piezas del rompecabezas nuclear iraní-, Irán vuelve a apretar el acelerador.
Presión de los ayatolas
La semana pasada, Teherán ya avanzó a la Agencia Atómica de Naciones Unidas (OIEA) sus planes. Recientemente, ya había superado ligeramente el límite fijado al alcanzar la cuota de 4,5%. Pero el incremento sustancial que anunció hoy responde a las presiones del ala dura del régimen, que tras el asesinato de Fakrizadeh –atribuido al Mossad israelí-, aprobó una ley para producir y almacenar “al menos 120 kilos de uranio enriquecido al 20% cada año”, así como “poner fin a las inspecciones de los agentes de la OIEA que verificaban que no se estaba desarrollando la bomba atómica”.
El anuncio de ayer supondrá un nuevo balón en el tejado del próximo presidente estadounidense Joe Biden, que insinuó la posibilidad de reingresar a su país al pacto nuclear si Irán mostraba predisposición a respetar lo acordado en 2015. De hecho, Biden incluso apuntó la posibilidad de renegociar un pacto “más largo y duradero”, que a la vez redujera la influencia que ejerce Teherán sobre milicias chiitas en Oriente Medio. Como era previsible, esta idea fue rechazada frontalmente desde Irán.
El asesor de seguridad nacional del próximo inquilino de la Casa Blanca, Jake Sullivan, añadió otro elemento. Durante una entrevista concedida ayer a la CNN, señaló que cuando Irán demuestre un compromiso serio respecto al acuerdo nuclear, “se empezará también una negociación que incluirá límites a su programa de misiles balísticos”, un apartado que quedó excluido de la firma de 2015.
Las palabras de Sullivan fueron inmediatamente replicadas por Saeed Khatibzadeh, portavoz del ministerio de Exteriores persa: “las capacidades defensivas de Irán nunca han sido ni nunca serán negociadas, y se desarrollan en función de las necesidades del país”. Además de remarcar que EE UU sabe que las intenciones nucleares iraníes “son pacíficas”, el portavoz iraní recalcó que “la cuestión de los misiles es secundaria, y el embargo armamentístico ya fue levantado”.
El escollo de las pruebas balísticas
La no limitación en las pruebas de misiles balísticos fue uno de los principales argumentos para el rechazo frontal de Israel al acuerdo alcanzado entre Teherán y las grandes potencias. Irán insiste en que dichos proyectiles son de carácter defensivo, pero desde Jerusalén sospechan que podrían ser cargados con ojivas nucleares.
Según explicó el experto nuclear David Albright al Jerusalem Post, Irán dispondría ya de suficiente uranio enriquecido a bajo nivel para producir varias bombas nucleares. Al no superar la cuota de enriquecimiento del 5%, tardaría al menos tres meses en producirlas.
Pero en caso de producir uranio continuadamente durante medio año a cuotas del 20%, Teherán podría disponer de armas atómicas en cuestión de seis semanas, si así lo decidiera. Ese sería el tiempo estimado para pasar del 20 al 90% que exige la confección de dicho armamento.
Para Amos Yadlin, ex jefe de inteligencia del Ejército israelí, el anuncio nuclear de ayer “supone la mayor violación hasta la fecha” del pacto de 2015. Y concluyó: “están intentando presionar a la próxima administración de Biden fijando nuevos hechos sobre el terreno, dado que Trump no disponía del tiempo suficiente para actuar”.
Por si fuera poco, el Parlamento iraní propuso ayer una nueva ley para “destruir Israel” en el año 2041.
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