Los partidos portugueses que impulsaron la despenalización de la eutanasia volverán a tramitarla con las correcciones apuntadas por el Tribunal Constitucional (TC), que este lunes volvió a frenar la norma al entender que hay puntos que entran en conflicto con la ley fundamental del país.
El TC consideró que la ley, que establece tres tipos de sufrimiento -físico, psicológico y espiritual-, no deja claro si se deben cumplir los tres a la vez o es suficiente con que haya uno de ellos.
Los partidos que impulsaron la norma se mostraron este lunes disponibles para volver a tramitarla y destacaron además que la decisión del TC fue adoptada por una mayoría «escasa», de 7 de los 13 jueces del tribunal.
«Si se trata de corregir una palabra, estamos aquí para hacerlo», dijo hoy en el Parlamento la diputada socialista Isabel Moreira, que calificó como «gran victoria» que las dudas del tribunal, «aparentemente», fuesen sólo «cuestión de una palabra».
Moreira confió en que, una vez se haya corregido, pueda entrar en vigor.
«Estaremos aquí para corregir el texto y será de esta que podremos tener en Portugal una ley de muerte médicamente asistida», señaló por su parte el liberal João Cotrim de Figueiredo, quien destacó que el tribunal volvió a apuntar que la eutanasia, por sí misma, no es inconstitucional.
También confía en que se conseguirá sacar adelante la norma el Bloco de Esquerda, otro de sus impulsores: «Creo que el TC deja espacio para que esta pequeña cuestión sea corregida fácilmente», afirmó José Manuel Pureza, conocido por haber sido el único diputado de su partido abiertamente católico.
CONSERVADORES QUIEREN REFERÉNDUM
Por el contrario, los conservadores del PSD (centro-derecha) consideran que el Constitucional dio la razón a las dudas suscitadas por su partido y anunciaron que volverán a proponer un referéndum sobre la eutanasia a partir de septiembre.
«Basta de terquedad. La discusión de la eutanasia debe salir de las cuatro paredes del Parlamento y ser objeto de referéndum», defendió el líder del PSD, Luís Montenegro, en su perfil de Twitter.
El ultraderechista Chega también es partidario de un referéndum: es «la única forma de resolver este problema», dijo su líder, André Ventura.
El Parlamento portugués aprobó hasta en tres ocasiones la despenalización de la muerte asistida, pero la eutanasia sigue sin ser una realidad en el país debido a vetos del Constitucional y del propio jefe del Estado, católico practicante.
La última versión de la ley, aprobada en diciembre de 2022, definía la muerte médicamente asistida como la que «ocurre por decisión propia» de una persona, «en el ejercicio de su derecho fundamental de autodeterminación» y cuando es «practicada o ayudada por un profesional de la salud».
Se aplicaría exclusivamente en casos de mayores de edad, con «sufrimiento de gran intensidad, con lesión definitiva de gravedad extrema o enfermedad grave e incurable».
Además, marcaba un plazo mínimo de dos meses entre el inicio del proceso y la muerte médicamente asistida y establecía un acompañamiento psicológico obligatorio para el enfermo. EFE
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