Cuando me comuniqué con Silvia, se oía el ruido de la calle en el fondo. «Mejor la llamo cuando esté en su casa», le dije.
«No, no se preocupe, ahora está bien. Ya me estoy regresando», respondió.
Londres, como el resto de Inglaterra, se encuentra en su tercer confinamiento, medida que se tomó tras un dramático aumento de los contagios del nuevo coronavirus a finales de 2020 e inicios de 2021.
«Una señora me dijo que aquí regalaban comida. Me dieron pan, arroz, azúcar, dos tomates, una pera», me contó.
«Había mucha más gente» en la que cree es una iglesia.
Esta sudamericana, cuya identidad protegemos por ser indocumentada, ha experimentado algo que nunca se imaginó vivir en la capital británica.
«He ido a mercados a juntar comida, cositas que botan, les quito lo malo, cocino y me las como».
La necesidad la llevó a esperar «lo que dejan los vendedores» cuando cierran sus puestos de frutas y verduras.
Silvia está cerca de cumplir 50 años y no tiene trabajo.
Como ella, hay varias inmigrantes irregulares.
«Desamparadas»
«Esas mujeres han quedado absolutamente desamparadas», le dice a BBC Mundo Dolores Modern, coordinadora de Políticas y Comunicaciones sobre Derechos Laborales de la organización Latin American Women’s Rights Service (LAWRS).
«Podemos explorar muchas alternativas de beneficios del Estado para una mujer con pasaporte europeo, pero una mujer indocumentada no tiene acceso a nada de eso».
Y es que los inmigrantes sin papeles en Reino Unido no tienen acceso a fondos públicos.
En ese contexto, muchos de ellos han buscado ayuda en amigos, familiares, organizaciones benéficas, redes de apoyo comunitario y bancos de alimentos.
Se estima que en el país hay más de 2.000 bancos de alimentos, 1.200 de ellos son operados por la organización de caridad Trussell Trust y más de 900 son independientes.
Varios han reportado un aumento sustancial de la demanda desde que comenzó la pandemia.
Indoamerican Refugee and Migrant Organisation (IRMO) es una organización de caridad que, durante 30 años, se ha enfocado en el empoderamiento de los latinoamericanos en Londres.
«Tenemos nuestro propio ‘fondo para la adversidad’, que nos permite entregar vales de supermercado y de bancos de comida a personas que no tienen acceso a fondos públicos», le dice a BBC Mundo su directora, Lucía Vinzón.
«Punto extremo»
Una investigación de 2016 del Queen Mary University calculaba que había 250.000 latinoamericanos en Reino Unido, y que 145.000 de ellos estaban en Londres.
No hay certeza de cuántos carecen de documentos.
Tras 10 años trabajando con la comunidad latinoamericana, Vinzón ha notado «un tema muy preocupante y nuevo: dificultad para acceder a la comida».
«Se llegó a una situación tal que hay quien tiene que decidir si paga el alquiler o la comida. Algunos no han tenido para cubrir las necesidades básicas de alimentación».
En febrero, IRMO publicó el reporte The impact of covid-19 on the lives of Latin American migrants, que realizó, según la experta, por «la falta de datos oficiales sobre la comunidad y cómo ha sido afectada por la pandemia».
«Los migrantes latinoamericanos de bajos recursos que viven en Londres se encuentran en el punto más extremo de esta crisis», señala el estudio.
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