Los padres de la estudiante judía de 12 años secuestrada, insultada y violada por un grupo de menores el pasado 15 de junio en Courbevoie (Hauts-de-Seine, cerca de París) hablaron por primera vez este lunes y atribuyeron el ataque sufrido por su hija al aumento del antisemtitismo en Francia.
Por Infobae
“Nuestra hija ha vivido el antisemitismo en carne propia”, dijeron los padres en declaraciones al diario Le Parisien,
“Está muy conmocionada. Sus agresores le han robado su infancia”, contó el padre de la menor. Según el hombre, su hija tiene dificultades para conciliar el sueño debido a “flashbacks” y se despierta por la noche. Aunque “consiguió encontrar las palabras para explicar a la policía lo que le había pasado” al día siguiente de la agresión, a la joven “le cuesta más confiar en ellos” desde entonces.
Además de relatar el estado psicológico de la adolescente, los padres volvieron sobre el contexto del ataque, que sus abogados calificaron de “expedición punitiva”.
“Se trata de un acto claramente antisemita que está vinculado a la importación del conflicto israelo-palestino a Francia. La expedición punitiva consistió en venir a masacrar a una persona por ser judía”, dijo la madre.
“Antisemitismo fuerte, visible, palpable”
El ataque se produjo en medio del aumento del actos antisemitas que se registraron en Francia después del ataque del grupo terrorista palestino Hamas a Israel el 7 de octubre y el comienzo de la guerra en Gaza. El Ministerio del Interior registró 1.676 ataques antisemitas el año pasado, un aumento de cuatro veces con respecto a 2022. La mayoría de los actos registrados tuvieron lugar en noviembre y diciembre y los judíos franceses han expresado su alarma por su seguridad.
El de la joven fue otro de estos casos, contaron los padres.
“Después del 7 de octubre, [ella] sufrió acoso en su colegio y fue condenada al ostracismo por su religión”, dijeron. “Comenzó en noviembre con saludos nazis, esvásticas en las mesas del colegio y bromas sobre la Shoah. Ha perdido así a varios amigos musulmanes, pero no ha llegado a la violencia física”.
Debido a la situación, los padres dijeron que le pidieron a su hija que “fuera prudente con las cuestiones relacionadas con la religión”.
Según ellos, fue por estas razones por las que su hija dijo a uno de sus agresores -que había conocido unas semanas antes del episodio durante una visita estudiantil a la sede olímpica de hockey en Colombes (Hauts-de-Seine)- que era musulmana.
Lo hizo para evitar ser considerada “proisraelí y antipalestina”, en palabras de su madre.
“La realidad es muy distinta, porque nuestra hija, como nosotros, es del bando de la paz”, afirmó su padre.
“No estamos viviendo un antisemitismo residual, sino un antisemitismo fuerte, visible, palpable”, explicó la madre. “Nuestra hija lo experimentó en carne propia en la escuela antes de ser objeto de lo impensable el 15 de junio”.
Según la pareja, “en algunos sectores de la opinión pública se ha creado una asimilación entre Israel, visto como el agresor del pueblo palestino, y los judíos franceses, que ahora son señalados y denunciados por unos hechos ocurridos a varios miles de kilómetros de distancia”.
Los padres también expresaron el sentimiento “muy doloroso” de que esta tragedia está siendo explotada “por todos los partidos políticos” y dijeron que querían mantenerse alejados de toda convocatoria, en un casos que conmocionó a la sociedad francesa.
Los padres enviaron un mensaje “para alertar las conciencias de padres e hijos, sea cual sea su fe, para que este tipo de tragedia no se repita”.
La pareja pidió que “se haga una distinción entre un conflicto extremadamente candente que tiene lugar en el extranjero, por una parte, y los judíos franceses, por otra”. Porque, subrayaron, para ellos “hay un mimetismo entre los actos perpetrados por los terroristas de Hamas en el kibutz y lo que sufrió nuestra hija abajo, en Courbevoie”.
Finalmente, los padres lanzaron un llamado a la sociedad francesa.
“Esperamos que la sociedad francesa tome plena conciencia del nivel de violencia y odio que unos niños de 13 años son capaces de perpetrar contra otro niño, con el pretexto de que es judío”, dijeron. “Nuestra tragedia es también un signo del fracaso colectivo de nuestra sociedad, que se muestra incapaz de combatir este islamismo radical que está corrompiendo incluso las mentes de los niños en sus formas más extremas”.
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