El próximo presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, que asumirá el lunes, afronta los retos de impulsar la vacunación masiva contra la covid como principal receta para reactivar una economía dependiente de la ayuda internacional y con un presupuesto limitado.
Su principal promesa de campaña y una de las que más expectativas despierta es la de vacunar a nueve millones en los primeros cien días de Gobierno, todo un desafío para Ecuador, que ha acusado innumerables retrasos en la recepción de viales y sufrido todo tipo de irregularidades por parte de funcionarios públicos.
El viceministro de Salud, Salomón Proaño, aseguró esta semana que el volumen total de vacunas que ha recibido el país es de 2,4 millones de la estadounidense Pfizer, la china Sinovac y la británica AstraZeneca, y hoy está prevista la llegada de otras 204.000 de esta última.
Conforme a la web oficial «Plan Vacunarse», hasta la fecha se han administrado algo más de 1,72 millones de dosis, muy por debajo de los dos millones de personas que el actual mandatario, Lenín Moreno, prometió tener inoculadas hasta el traspaso del mando.
Durante las gestiones de transición, Lasso solicitó a los Gobiernos China, Rusia y EEUU una ampliación de la dotación de las vacunas anticovid-19, al objeto de adquirir la mayor cantidad posible para cumplir con su ambicioso objetivo.
VACUNACIÓN Y REACTIVACIÓN
El reto sanitario es para el nuevo mandatario condición sine qua non para la reactivación económica, según dijo tras su victoria electoral:
«La prioridad, y no solamente en el campo de salud y social sino en el campo económico, es vacunar a los ecuatorianos. Necesitamos que pierdan el miedo y salgan a las calles con seguridad y tranquilidad, y así poder reactivar la economía», sentenció.
Privilegiando la salud, el empleo y la lucha contra la pobreza, está convencido que rescatará el país de sus miserias, entre ellas la de un fuerte endeudamiento nacional (70.000 millones).
La nación andina arrastra un abultado endeudamiento heredado del Ejecutivo de Rafael Correa y agudizado por la pandemia, y dispone de un ajustado presupuesto estatal.
«A pesar del esfuerzo en el último año y medio, donde se dio un proceso de reestructuración de la deuda y se trató de disminuir el déficit fiscal, todavía está por encima de los 7.000 millones de dólares», aseguró a Efe el analista económico Fidel Márquez, prorrector de la Universidad ECOTEC de Guayaquil.
El experto calcula que el próximo Ejecutivo va a tener que buscar unos 3.000 millones de dólares «para poder cubrir las necesidades de financiamiento» este mismo año.
Tras los 7.500 millones del año pasado de varios multilaterales, Ecuador debe recibir aun del FMI 2.500 millones de dólares, si bien el nuevo equipo económico ya ha adelantado que deberá renegociar con esa entidad las condiciones pactadas al objeto de que sigan fluyendo los desembolsos sin aplicar medidas draconianas.
El jueves, el designado ministro de Finanzas, Simón Cueva, dijo en ese sentido que «hay que rediscutir ciertos aspectos del acuerdo con el FMI», una entidad en la que él trabajó.
APERTURA AL MUNDO
La confianza internacional en el futuro Gobierno de Lasso le concede de momento algo de crédito, y si antes de los comicios el riesgo país se situaba cerca de los 1.200 puntos, este viernes cerró en 722.
Se trata de un respaldo a su declarada intención de apertura («Más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador»), y su promesa de reducir de forma paulatina el impuesto de salida de divisas para estimular la inversión extranjera.
El mes pasado, el nuevo mandatario se entrevistó con el presidente colombiano Iván Duque, con quien abordó también el ingreso de Ecuador como miembro de pleno derecho en la Alianza del Pacífico, otra de sus estrategias de integración económica regional.
La Administración saliente también le deja la senda abierta para la negociación de un acuerdo comercial preferencial con EEUU, un pacto que aún tardará.
ESCASO MARGEN LEGISLATIVO
Otros de los desafíos no menores que aguardan al político centroderechista serán traducir sus proyectos de ley en acuerdos legislativos, dada su escasa representación parlamentaria de doce escaños, de los 137 de la Asamblea Nacional, lo que le obligará a negociar permanentemente.
En paralelo, deberá complacer a sectores no tradicionales que le respaldaron en las urnas como indígenas, colectivos de mujeres, LGTBI, además de votantes que fueron a por el nulo, en un país que fue escenario de una profunda división social e ideológica en 2019.
La delincuencia organizada, la crisis carcelaria, la luchas contra corrupción y la independencia judicial, se añaden a la lista de cuestiones pendientes para el nuevo presidente en Ecuador. EFE
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