El presidente electo está formando un gabinete que ya ayudó a Obama a aligerar el embargo sobre el castrismo, gran apoyo del régimen de Maduro
Tras cuatro años en que la lucha contra los regímenes dictatoriales de Cuba y Venezuela ha sido una de las avanzadillas de la política exterior de Donald Trump, los exiliados de ambos países en Estados Unidos, incluidos influyentes políticos como el senador republicano Marco Rubio, temen que la Administración de Joe Biden dé un volantazo para regresar a los últimos años de Barack Obama. Entonces, un levantamiento parcial del embargo cubano dio oxígeno al castrismo, que a su vez aprovechó la oportunidad para enviar funcionarios a apuntalar a Nicolás Maduro en Venezuela.
De momento, los elegidos por el presidente entrante Biden para los importantes cargos de secretario de Estado, Antony Blinken, y consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, son de perfil técnico y no político. Ambos fueron ya asesores de Biden o de Barack Obama durante los meses en que este diseñó la política aperturista hacia Cuba y el levantamiento parcial del embargo.
Sullivan, por ejemplo, dijo en una conferencia en el instituto Hudson en 2019 que a diferencia de la Administración Trump no cree que la intervención militar llegue a ningún lado. «Una solución militar impulsada por EE.UU. es un riesgo demasiado grande y, por lo tanto, deberíamos centrarnos en herramientas no militares. Eso significa duplicar sanciones y enfocarse en separar a China, Cuba y Rusia de Venezuela a través de cualquier medio a nuestra disposición. Ahora, si los países de la región, Colombia, Brasil y otros, deciden que quieren tomar medidas más agresivas, es cosa suya», dijo Sullivan.
Por su parte, Blinken, el nuevo jefe diplomático, respondió con muchas evasivas al ser preguntado sobre Cuba en 2014 cuando el Senado consideró su candidatura para ser subsecretario de Estado con Obama. «Cualquier cosa que se pueda hacer en Cuba tendría que ser compatible con la ley. Y, segundo, cualquier cosa que en el futuro se haga en Cuba se deberá consultar [con el Senado]», dijo entonces Blinken. Su candidatura fue aprobada, y al día siguiente Obama anunció que abría una embajada en La Habana y otras medidas para levantar el embargo… sin consultar a los republicanos en el Senado.
La doctrina Trump
Apenas cuatro días antes de perder las elecciones, la Casa Blanca promulgó una nueva doctrina que definió de este modo: «La doctrina Trump: Pierden los terroristas y gana la paz». En la parte relativa a las dictaduras en el continente americano, esa nueva doctrina afirmaba: «El presidente Trump ha defendido al pueblo de Cuba, Venezuela y Nicaragua contra los regímenes socialistas y corruptos. La dictadura de Castro, por ejemplo, ya no será financiada con dólares estadounidenses como lo fue bajo el presidente Obama». El firme apoyo de las comunidades cubana y venezolana le permitió al presidente Trump ganar Florida. Es desde 1992 el primer candidato que gana ese estado crucial y pierde la elección. Lo mismo le sucedió a George Bush padre. Según la encuesta a pie de urna de la NBC, un 55% de los cubanos de la Florida votó al presidente. No hay aún datos sobre el voto venezolano en el estado, pero las encuestas previas reflejaban una gran movilización, de hasta más de un 60% a favor del republicano.
Trump hizo algo sin precedentes con respecto a Cuba. No sólo aprobó varias rondas de sanciones, a cada cual más dura. En las más de dos décadas que ha estado vigente la ley del embargo, ha sido el único presidente que se ha atrevido a aplicarla en su totalidad. Hasta Trump, ningún presidente, demócrata o republicano, dejó que entrara en vigor una provisión según la cual las empresas extranjeras -incluidas españolas- que hagan negocios en Cuba pueden ser llevadas a juicio en EE.UU. por usufructo con propiedad robada.
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