Las autoridades canadienses evacuaron este viernes a 2.400 personas de la localidad de Tumbler Ridge, en el oeste del país, por la amenaza de un incendio forestal, uno de los más de 400 que están activos en todo Canadá.
EFE
Las autoridades en la provincia de Columbia Británica, en la costa del Pacífico, advirtieron de que las llamas están a tres kilómetros de Tumbler Ridge, a unos 1.100 kilómetros al norte de la ciudad de Vancouver, lo que ha obligado a la evacuación de toda la población.
El incendio de Tumbler Ridge es uno de los 73 que están activos este viernes en Columbia Británica, provincia que como el resto del país está experimentando condiciones inusualmente secas que han provocado una de las peores olas de incendios en la historia moderna de Canadá.
Mientras, en el este del país, donde están activos unos 200 incendios forestales, la provincia de Quebec recibió este viernes un contingente de 100 bomberos franceses para ayudar a combatir las llamas de 140 incendios activos.
Son estos fuegos, junto con las de otros 50 en la vecina provincia de Ontario, los que han generado el humo que desde principios de semana ha causado problemas en la salubridad del aire en Canadá y la cosa este de Estados Unidos.
Este viernes, la calidad del aire mejoró de forma notable en urbes como Toronto, Ottawa y Montreal, gracias a las condiciones meteorológicas y a pesar de que los incendios forestales siguen quemando cada día miles de hectáreas de bosque y vegetación.
En lo que va de año, Canadá ha sufrido unos 2.400 incendios forestales y ha perdido 4,3 millones de hectáreas de bosque, 16 veces más que la media de la última década.
La profesora de Física y Ciencias Ambientales de la Universidad de Toronto, Tanzina Mohsin, explicó en declaraciones a EFE que el cambio climático es el responsable directo por el dramático aumento de los incendios forestales que está sufriendo Canadá.
Mohsin señaló que el llamado «déficit de presión de vapor», la diferencia entre la cantidad de vapor de agua en el aire y la cantidad de humedad que puede retener cuando está saturado, está provocando la extrema sequedad de la vegetación, que se convierte así en combustible ideal para los incendios forestales.
La académica advirtió de que se está llegando, o se está ya, en un ciclo de destrucción que se alimenta a sí mismo.
En este ciclo, la subida de las temperaturas por las emisiones humanas de CO2 provoca un aumento de los incendios forestales en las regiones más septentrionales del planeta.
Estos incendios, como los que sufre Canadá, emiten grandes cantidades de dióxido de carbono y además reducen la capacidad de la vegetación para retener CO2, lo que acelera el calentamiento global en un ciclo imparable.
«Ahora mismo, no importa lo que hagamos, no vamos a poder escapar de ese aumento. Y va a ser difícil mantenerlo por debajo de los dos grados. Así que no podemos limitarnos a intentar mitigar los efectos del calentamiento global. Ahora tenemos que implementar acciones de adaptación», dijo.
Mohsin puso como ejemplo la necesidad de cesar todo desarrollo, como la urbanización, en áreas proclives a incendios forestales.
«Tenemos que planificar cómo reducir los riesgos. Tenemos que planificar la gestión de bosques. Y tenemos que pensar en la tecnología, que está avanzando muy rápidamente. Esos deberían ser nuestros objetivos», concluyó.
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