La policía y las autoridades de Seúl quedaron en el centro de las críticas tras la estampida mortal en la que murieron al menos 154 personas durante las celebraciones de Halloween, luego de que se revelara que destinaron solo 137 agentes para controlar una multitud que se preveía iba a superar las 100 mil personas.
Para darse una idea de la magnitud, casi 7.000 policías fueron enviados a otra parte de la capital surcoreana el mismo sábado para supervisar una serie de protestas, un evento que atrajo a miles de personas, pero más chica que la multitud que acudió al popular distrito de vida nocturna de Itaewon.
Incluso la comisión creada para investigar por qué surgió la multitud tiene 475 miembros, el triple de la cantidad de oficiales de la policía asignada al control de multitudes.
Un “desastre provocado por el error humano”
Mientras Corea del Sur está de luto, las autoridades se enfrentan a duras preguntas sobre los preparativos de las celebraciones y a la exigencia de responsabilidades tras el peor desastre del país en casi una década. El gobierno nacional insiste en que no había forma de predecir que la multitud se descontrolaría.
Los expertos no están de acuerdo. El despliegue de tan pocos agentes de policía, según ellos, demuestra que las autoridades estaban mal preparadas, a pesar de saber de antemano que habría una gran concentración tras la relajación de las restricciones del COVID-19 en los últimos meses.
Además de asignar más personal, los funcionarios del distrito de Yongsan, que gobierna Itaewon, deberían haber convertido algunas calles en peatonales y tratado de aliviar la aglomeración de personas en callejones estrechos como el que se produjo la muerte, según los expertos.
Los 137 agentes de Itaewon fueron asignados con la orden de prestarle especial atención al consumo de estupefacientes, lo que significa que, a efectos prácticos, “nadie se ocupaba de la seguridad de los peatones”, dijo Kong Ha-song, profesor de prevención de catástrofes de la Universidad Woosuk de Corea del Sur.
Las muertes deben considerarse un “desastre provocado por el error humano”, dijo Lee Changmoo, profesor de planificación urbana de la Universidad Hanyang de Seúl.
Las autoridades han recibido críticas similares en los medios de comunicación nacionales y en las redes sociales. El titular de un editorial del periódico Hankyoreh del domingo describía la tragedia como “demasiado evitable”. El periódico dijo que su información mostraba que un peatón fue atropellado por una multitud en Itaewon un día antes de las festividades de Halloween, aunque nadie resultó herido.
Las muertes del sábado se produjeron en un callejón cuesta abajo que atraviesa entre una densa hilera de fachadas de tiendas y el emblemático Hotel Hamilton. El camino se atascó por una gran multitud de asistentes a la fiesta antes de que algunos de ellos se desplomaran “como fichas de dominó”, según los testigos.
Los miembros del equipo de emergencias estaban tan abrumados por el número de personas que yacían inmóviles en el suelo que pidieron a los peatones que les ayudaran a administrar primeros auxilios.
Pero Choi Sukjae, especialista en medicina de urgencias y vocero de la Asociación Médica de Urgencias de Corea, dijo que el tiempo para administrar la reanimación es sólo un par de minutos, y que no habría servido en muchos casos, ya que los paramédicos tardaron en llegar al lugar porque la zona estaba muy abarrotada.
Las medidas que no se dispusieron que podrían haber ayudado
Kong, docente especializado en prevención de catástrofes, afirmó que se debería haber convocado a más policías y funcionarios para controlar los posibles embotellamientos.
Sugirió que la aglomeración podría haberse evitado si las autoridades hubieran dispuesto carriles de un solo sentido para caminar, hubieran bloqueado la entrada a algunas vías estrechas y hubieran cerrado temporalmente la estación de metro de Itaewon para evitar un número excesivo de personas que se desplazaran en la misma dirección.
Los funcionarios también podrían haber prohibido temporalmente la circulación de autos por la avenida principal de Itaewon, como hicieron durante el Festival Anual de la Aldea Global de Itaewon a principios de octubre, dando así más espacio a la gente para dispersarse, dijo Kong.
Lee, el profesor de urbanismo, criticó al ministro de Interior y Seguridad, Lee Sang-min, quien afirmó, sin dar más detalles, que contar con más personal policial y de bomberos sobre el terreno no habría evitado la tragedia.
Cuando se le preguntó por el número de agentes asignados, la Agencia de Policía Metropolitana de Seúl dijo que 137 seguían siendo más de los que envió en 2020 y 2021. La policía y los funcionarios del gobierno reconocieron que la multitud de este año era mayor, pero su cantidad exacta no se sabe.
Kong añadió que la falta de un organizador claro —los jóvenes acudieron en masa a los bares para celebrar Halloween pero no había ningún evento convocante específico— puede haber contribuido a la tragedia.
“Nuestro país suele hacer un buen trabajo a la hora de seguir el manual y mantener el control de las multitudes en los eventos en los que hay un organizador específico”, dijo. “Pero los funcionarios a menudo no saben qué hacer o incluso no se preocupan por los eventos que no son creados por un organizador específico… aunque son esos eventos los que suelen requerir una mayor vigilancia”.
Hong Ki-hyeon, un alto funcionario de la agencia nacional de policía, reconoció ese problema durante una conferencia de prensa el lunes, diciendo que la policía no tiene una forma establecida de lidiar con esas reuniones.
“En eventos como los festivales que tienen un organizador específico, se hacen discusiones entre los municipios relacionados, la policía, los departamentos de bomberos y los expertos médicos que se preparan y cooperan bajo diferentes roles”, dijo Hong. “Eso es lo que nos faltó en relación con este accidente”.
El distrito de Yongsan se negó a responder a las preguntas sobre los preparativos. La alcaldesa del distrito, Park Hee-young, dijo en cambio en un comunicado el lunes que su oficina estaba desplegando “todos los recursos administrativos” para apoyar a los heridos y a las familias de las víctimas.
En los dos años anteriores, los preparativos del distrito para las festividades de Halloween se centraron en prevenir la propagación del COVID-19 entre los asistentes a la fiesta.
Los trabajadores recorrieron bares, restaurantes y clubes nocturnos para vigilar si cumplían las normas de distanciamiento social, y se establecieron puntos de control en las zonas concurridas donde los trabajadores públicos y los voluntarios tomaban la temperatura de los asistentes a la fiesta.
La triste lista de tragedias coreanas
La estampida del sábado fue la mayor catástrofe del país desde que 304 personas, en su mayoría estudiantes de secundaria, murieron en el hundimiento de un ferry en abril de 2014. El hundimiento puso de manifiesto la laxitud de las normas de seguridad y los fallos normativos.
Corea del Sur tiene un largo historial de aplastamientos y estampidas mortales de multitudes, aunque ninguno tan mortal como el del sábado. En 2005, 11 personas murieron y decenas resultaron heridas en un concierto de música pop durante una aglomeración en la ciudad sureña de Sangju.
En 1960, 31 personas murieron tras ser aplastadas en las escaleras de una estación de tren cuando una gran multitud se apresuró a subir a un tren durante las fiestas del Año Nuevo Lunar.
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