El opositor ruso Alexei Navalny compareció este martes ante un tribunal de Moscú por haber violado el control judicial en un caso que podría acarrearle varios años de prisión, a pesar de las presiones de Occidente y masivas marchas a su favor en toda Rusia.
La vista judicial, que se celebra en la sala 635 del Tribunal Urbano de Moscú, se inició con casi media hora de retraso y entre fuertes medidas de seguridad.
Navalny, que fue llevado a la corte desde la prisión de Matrósskaya Tishiná, es asistido por la abogada Olga Mijáilova, que llegó a la sede judicial acompañada por la esposa del líder opositor, Yulia.
Al líder opositor, que viste una camisa azul oscuro, se le ve sereno en la “pecera” o cubículo acristalado situado a la derecha de la mesa de los jueces.
Afuera, la policía detuvo a por los menos una veintena de personas. El equipo de trabajo con Navalny había convocado una manifestación ante el tribunal, algo prohibido por las autoridades.
La audiencia tiene lugar tras dos fines de semanas de manifestaciones de apoyo al opositor en toda Rusia que se saldaron con miles de detenciones.
En diciembre de 2014 Navalny fue condenado por un caso de fraude en un juicio que en 2017 fue calificado de arbitrario por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El SFP le acusa de haber incumplido los términos de la libertad condicional cuando estaba convaleciente en Alemania tras el envenenamiento que sufrió en Siberia en agosto del año pasado.
A su regreso a Rusia el pasado día 17 fue detenido en un aeropuerto moscovita y, al día siguiente, fue enviado a prisión preventiva por un periodo de 30 días.
Todo apunta a un posible encarcelamiento de Navalny: el lunes la fiscalía consideró “legal y justificada” la demanda de los servicios penitenciarios (FSIN), que exigen que vuelva a prisión.
Navalny cumplió parte de la condena bajo arresto domiciliario, pero se expone a unos dos años y medio de cárcel.
Su detención ha provocado nuevas tensiones entre Rusia y Occidente. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tiene previsto viajar a Moscú el viernes.
Múltiples causas judiciales
El opositor de 44 años es objeto de múltiples procedimientos judiciales.
El viernes comparecerá por “difamación” contra un antiguo opositor por haber criticado una campaña publicitaria a favor del Kremlin en la que aparecía. Se arriesga a sanciones que van desde una multa a cinco años de prisión.
También está acusado en una investigación por fraude, un delito que se castiga con hasta diez años de detención, por haber malversado, según las autoridades, donaciones dirigidas a su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK).
Desde su regreso, la justicia rusa ha multiplicado las acciones contra Navalny y sus aliados políticos, de los cuales casi todos están bajo arresto domiciliario, encarcelados o procesados desde hace unas semanas.
Algunos se enfrentan a penas de prisión por haber violado las “normas sanitarias” contra el coronavirus organizando manifestaciones, mientras que a otros se les acusa de haber incitado a los menores a participar en concentraciones prohibidas.
El opositor logró movilizar a sus partidarios con dos fines de semana consecutivos de manifestaciones, especialmente en regiones rusas tradicionalmente más apáticas que Moscú o San Petersburgo. Esta vez hubo protestas en más de un centenar de localidades.
La respuesta policial fue masiva: el domingo hubo más de 5.400 arrestos en todo el país, un récord en la historia reciente de Rusia, según la oenegé OVD-Info.
Las fuerzas de seguridad acordonaron el centro de Moscú, lo que impedía acercarse a la plaza Lubianka, sede de los servicios de seguridad del país (FSB) y lugar inicial de la cita.
Estas protestas también están alimentadas por la difusión de una investigación del opositor que acusa a Putin de beneficiarse de un “palacio” a orillas del mar Negro, vista más de 100 millones de veces en YouTube.
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