«Mis dos hijas están en Afganistán y yo…», interrumpe su relato Shima, sin poder contener las lágrimas. Como docenas de otros civiles afganos, ella ahora está a salvo en Estados Unidos pero desesperada por haber dejado a sus hijas en un Kabul bajo control de los talibanes.
AFP
«Mis hijas están en Afganistán y yo estoy en Estados Unidos», repite la mujer de 30 años que aterrizó este lunes en el aeropuerto de Dulles, cerca de Washington, con su esposo.
«¿Quién vive? ¿Quién vive? Estoy muerta, muerta. Estoy muerta», dice inconsolable.
En su celular muestra una foto de las dos niñas de 6 y 10 años, antes de abordar un autobús que los llevará a ella y su esposo a un centro de acogida cercano al aeropuerto.
Desde medianoche, decenas de civiles evacuados de Afganistán, solos o con sus familias, han aterrizado cerca de la capital de Estados Unidos como parte de un puente aéreo global.
En Kabul, civiles que desean huir del país –estadounidenses, afganos que han trabajado en el ejército, en el gobierno o con fuerzas extranjeras– acaban de vivir una semana de caos y miedo, atrapados entre los puestos de control de los talibanes y la concertina de púas colocada por el ejército estadounidense en el aeropuerto, antes de ser finalmente evacuados en avión.
«En el aeropuerto era bastante peligroso», relata a la AFP Jan, un residente estadounidense que había viajado a Afganistán para ver a su familia.
«Había mucha gente, todos intentaban salir del país por diferentes motivos, porque querían estar a salvo», dice este joven de 21 años.
Los talibanes han asegurado que no buscarán venganza contra sus antiguos enemigos, pero según un grupo de expertos que trabaja para la ONU los nuevos amos de Kabul tienen «listas prioritarias» de afganos buscados.
«Sentir seguras»
Romal Haiderzada, de 27 años, es uno de esos civiles que temió por su vida.
«Trabajamos con soldados estadounidenses en (la base aérea en) Bagram, por eso no nos sentimos seguros» en Afganistán, explica.
Con una visa especial de inmigración (SIV) en su poder, aterrizó en el aeropuerto de Dulles luego de pasar por bases estadounidenses en Catar y luego en Alemania.
Agradeció al gobierno de Estados Unidos por «encontrar soluciones para las personas que tenían problemas y hacerlas sentir mejor, sentir seguras».
A su llegada, los refugiados son trasladados a centros de alojamiento o bases militares hasta que se completen los procedimientos de inmigración y se sometan a exámenes médicos.
Entonces podrán, con el apoyo de organizaciones locales de ayuda a migrantes, establecerse en Estados Unidos.
En las 12 horas previas a las 15H00 locales del lunes (19H00 GMT), unas 10.900 personas fueron evacuadas desde el aeropuerto internacional de Kabul, dijo un funcionario de la Casa Blanca cuando se han intensificado las operaciones a medida que se acerca la fecha límite del 31 de agosto.
La cantidad de personas sacadas de Afganistán desde julio en vuelos estadounidense llegó a unas 53.000, de las cuales 48.000 desde que se intensificaron los vuelos el 14 de agosto
El Pentágono enfatizó el lunes que el objetivo sigue siendo la retirada de todas las fuerzas estadounidenses de Kabul antes del 31 de agosto, aunque el presidente Joe Biden dejó abierta el domingo la posibilidad de extender la presencia militar del país más allá de esa fecha.
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