En cada sitio venezolano en Miami, no existe tema de conversación que despierte más pasiones que las elecciones del próximo domingo. «Estamos cerca de recuperar la libertad», dice Ernesto, empleado de El Arepazo, el restaurante de Doral convertido en punto de encuentro para los exiliados de ese país.
En las urnas, millones de venezolanos tendrán la oportunidad de elegir entre dos opciones: la permanencia del chavismo o recuperar la democracia. «Todos sueñan con el cambio», opina Laura, quien lleva solo dos años en Miami y tiene a su familia en Venezuela. «Tuve que salir de mi casa para construir un futuro, para mí y los míos. Eso tiene que cambiar. Llegará el día en que todos regresemos para reconstruir el país», agrega.
La expectativa entre los venezolanos en Estados Unidos aumenta con el paso de los días, a pesar de que no podrán ir a las urnas, contrario a lo que ocurrió durante las elecciones primarias, en octubre del año pasado.
«Nos quitaron ese derecho, supuestamente porque no tenemos un consulado venezolano, pero en realidad, es una estrategia del gobierno. Ellos saben que cada voto desde el exterior, es un voto contra Maduro», explica Carolina Guanipa, representante del partido Vente Venezuela, fundado por la líder de la oposición María Corina Machado.
Venezuela no permitirá votar a sus nacionales en EEUU
El gobierno venezolano impone normas estrictas que dificultan la inscripción para votar a millones de venezolanos en el exterior. Expertos afirman que estas tácticas equivalen a un fraude electoral, ya que un 25% de los votantes elegibles vive fuera del país.
En los países donde sí existe representación diplomática venezolana, el proceso de registro en el sistema electoral resultó complicado y lento: «Las personas tenían que presentar una prueba de residencia, y muchos no cuentan con eso. El oficialismo diseñó esas estrategias porque sienten miedo, porque saben que llegó el momento del cambio y están desesperados», considera Guanipa.
Desde Miami, activistas aseguran que no permanecerán de brazos cruzados mientras se decide el futuro de la nación: «No podemos votar, pero sí podemos colaborar con el cambio. Es lo que estamos haciendo. Enviamos dinero a nuestros familiares y amigos en Venezuela para que compren combustible y puedan ir de sus casas a los centros de votación. No queremos que nadie se quede sin votar», insiste Benneidy Ávila, del partido Acción Democrática en Florida.