El presidente de Irán, Hassan Rohani, ha prometido este sábado a la familia de general Qasem Soleimani, su brazo derecho en política exterior y fallecido el viernes en Irak durante un ataque estadounidense, que “su sangre será vengada”.
“Vengaremos su sangre entre todos”, declaró Rohani durante una visita a la viuda e hija del general en su domicilio de Teherán, recogida por la agencia semioficial iraní Fars.
Los estadounidenses no se dieron cuenta del gran error que cometieron (…) Sin duda EEUU es hoy mucho más odiado (que antes) entre la gente de Irán e Irak», dijo Rohani durante una reunión con la familia del comandante fallecido. El mandatario aseguró que «los jóvenes iraníes siguen y aman el camino» trazado por el comandante de la Fuerza Quds, asesinado ayer en Bagdad en un bombardeo estadounidense, por lo que en Irán «se crearán si dios quiere decenas de generales Soleimaní».
«La venganza de la sangre del mártir Soleimaní tendrá lugar el día en que vemos que con la continuación de la lucha se ha cortado para siempre la mano maligna de EEUU en la región», apostilló, según un comunicado de la Presidencia iraní.
El presidente destacó que Soleimaní “no era solo un comandante de guerra y un importante planificador de operaciones, sino que también era un político y estratega excepcional y talentoso”.
El general era el encargado de las operaciones fuera Irán de los Guardianes de la Revolución y estuvo presente sobre el terreno en Siria y en Irak, supervisando a las milicias respaldadas por Teherán en ambos países árabes.
Soleimaní murió a los 63 años en Bagdad en un bombardeo selectivo después de que las tensiones aumentaran en los pasados días entre Washington y Teherán con el asalto de seguidores de la milicia iraquí Multitud Popular a la Embajada estadounidense en la capital iraquí.
A su vez, ese asalto fue en respuesta a un ataque estadounidense contra posiciones de algunos batallones de las milicias iraquíes en el oeste de Irak el día 29, cuando según la Multitud Popular fallecieron 25 de sus hombres y más de 50 resultaron heridos.
Pese a la escalada de la tensión y a la incertidumbre generada por esta acción de EEUU, que también acabó con la vida del “número dos” de la Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó ayer que ordenó matar al poderoso comandante iraní para “parar una guerra”, no para comenzarla.
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