Los primeros informes del peritaje realizado por la empresa noruega DNV sobre el derrumbe del metro de Ciudad de México, que dejó una veintena de fallecidos, apuntan a un «fallo en la construcción de la infraestructura».
El documento estipula que se han registrado al menos seis «deficiencias en el proceso de construcción de la obra» del metro en la zona afectada, según informaciones del diario ‘El Financiero’.
Los fallos hallados en la línea 12 de metro se centran en «la soldadura de los pernos, donde existe una porosidad y falta de fusión en la unión de pernos y vigas», recoge el documento.
El análisis ha determinado que, además, existía una deformación en las vigas e identifica roturas en varias zonas. El texto contiene cuatro líneas de investigación que incluyen aspectos como el estado del cemento, el reparto del peso y la falta de mantenimiento de la infraestructura.
Por otra parte, los expertos encontraron que los componentes de las vías, rieles, gabinetes y motores de interruptores «se observan en condiciones normales, cumpliendo con los protocolos de mantenimiento rutinario».
El objetivo del estudio es identificar qué originó el incidente para establecer una «causa inmediata», así como detectar posibles problemas sistémicos que podrían evitar un incidente similar.
Horas después, el ministro de Asuntos Exteriores de México, Marcelo Ebrard, ha publicado una carta en sus redes sociales en la que ha defendido que «todas las decisiones» relacionadas con la construcción de la línea siniestrada se tomaron «de manera colegiada» y «bajo criterios de eficiencia y conveniencia técnica».
Ha comenzado subrayando que apoya todas las investigaciones necesarias para determinar las causas del accidente, pues «conocer las causas del accidente es un acto necesario para brindar justicia a las víctimas de la tragedia», pero también su pronta reapertura «facilita la vida a cientos de miles» de mexicanos.
Ebrard, quien durante la construcción de esta línea de metro era jefe de Gobierno de Ciudad de México, ha recordado que se lanzó una consulta ciudadana acerca de la conveniencia de llevar a cabo el proyecto, así como una oferta pública internacional, que finalmente logró un consorcio de empresas mexicanas y un compañía francesa.
«Instalamos un Comité Central de Obras (integrado por 30 funcionarios y expertos) y un Subcomité Técnico (constituido por 74 expertos en ingeniería) para la toma y aprobación de decisiones de índole técnico, presentadas por el consorcio constructor, entre las que destacan las relativas al trazo, diseño y construcción», señala uno de los puntos del documento.
«Buscamos el acompañamiento de lo mejor de la ingeniería mexicana, por lo que se contrató la asesoría de instituciones como el Instituto de Ingeniería de la UNAM, el IPN, el Colegio de Ingenieros Civiles de México e Integración de Procesos de Ingeniería (IPISA)», ha contado.
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