La retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán se ha completado en más de un 90%, según anunció este martes el Departamento de Defensa.
El Pentágono aseguró haber entregado oficialmente siete antiguas bases estadounidenses a las fuerzas de seguridad afganas y que evacuó el equivalente a casi 1.000 cargamentos de equipo en aviones C-17 del país, antes de la fecha límite de septiembre para completar la retirada.
Lanzada en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001, la guerra en Afganistán ha costado la vida a decenas de miles de afganos y a unos 2.400 soldados estadounidenses, así como una fortuna a la Casa Blanca.
Los estadounidenses comenzaron a para partir de Afganistán dejando atrás un país profundamente dividido que podría volver a caer en manos de los talibanes, decididos a imponer el mismo régimen fundamentalista que aplicaron cuando estuvieron en el poder entre 1996 y 2001.
Lo que para Estados Unidos había comenzado como una simple misión para expulsar a Al Qaida de sus santuarios se transformó en guerra total contra los talibanes. A pesar de su poderío militar, Washington no logró imponerse.
El futuro de Afganistán tras la partida de las últimas tropas extranjeras, prevista a más tardar el 11 de septiembre, es muy incierto.
Estados Unidos planea completar su retirada de Afganistán al terminar agosto, días antes de lo previsto inicialmente, aunque mantendrá una presencia diplomática en el país, dijo el pasado viernes la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki.
“Ahora mismo, esperamos completarla para el final de agosto”, afirmó Psaki en su rueda de prensa diaria.
La portavoz confirmó además que, “antes de que termine” el proceso de retirada en agosto, Estados Unidos trasladará fuera de Afganistán a miles de traductores y otros trabajadores afganos que han apoyado a las fuerzas estadounidenses durante las últimas dos décadas de guerra.
Aunque Psaki no quiso dar más detalles “por motivos de seguridad”, la cadena CNN informó el viernes de que Washington negocia con Tayikistán, Kazajistán y Uzbekistán para que acojan a algunos de esos trabajadores afganos, mientras completan un largo proceso para obtener un visado de entrada a Estados Unidos.
The New York Times adelantó en junio que hay más de 18.000 afganos que han trabajado como traductores, ingenieros, conductores, guardias de seguridad, “fixers” (guías) y empleados de la embajada estadounidense durante la guerra y que se encuentran en un limbo burocrático después de solicitar ese visado, conocido como SIV. Esos solicitantes cuentan, además, con 53.000 familiares.
“Nuestro plan es reubicar a estas personas en algún lugar fuera de Afganistán antes de terminar nuestra retirada militar”, subrayó Psaki.
(Con información de AFP y EFE)
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