No hay ninguna diferencia entre las plumas en la cabeza de un indígena de la Amazonía y el sombrero que llevan los jerarcas de la Iglesia, insistió el papa Francisco este lunes al abrir los debates de un sínodo consagrado a esa región.
«Me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón, sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. Decidme: ¿Qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el ‘tricornio’ que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?» (ministerios de la Curia Romana), se preguntó el pontífice argentino, ante los aplausos de la asamblea.
El sínodo debatirá durante tres semanas sobre los problemas ecológicos y sociales de la Amazonía, e intentará presentar propuestas para el trabajo de la Iglesia en esta región.
Delante de más de 250 participantes, el papa reaccionó contra las «palabras ofensivas» hacia los pueblos autóctonos, y rechazó las «colonizaciones ideológicas» destructoras o reductoras.
En cuanto al texto de trabajo del sínodo, muy criticado ya por los ultraconservadores de la Iglesia, el papa pidió a los obispos sentirse libres de redactar su propio documento final.
– «Un texto mártir» –
El documento de trabajo («instrumentum laboris»), nacido de una vasta consulta de los pueblos indígenas de la Amazonía, «es un texto mártir destinado a ser destruido», bromeó el papa, provocando risas.
Antes de iniciar sus trabajos, todos los participantes del sínodo se habían reunido más temprano este lunes por la mañana en la basílica de San Pedro.
Representantes de los pueblos indígenas, que formaron un círculo en torno a una barca de madera colocada en el suelo de la basílica, entonaron cantos tradicionales.
El papa, los obispos, cardenales y religiosos del sínodo cantaron por su parte un texto tradicional católico.
Los pueblos indígenas, con vestimentas coloridas, algunos con tocados de plumas, entregaron algunos regalos al papa.
Luego, todos los participantes abandonaron la basílica en procesión siguiendo la barca de la Amazonía hacia la sala del sínodo, al ritmo de cantos locales en español sobre «los hijos de la selva» y «las aguas de los ríos» o «la tierra fecunda».
La asamblea va a plantearse si el catolicismo se debe conjugar siempre y en todos los lugares como símbolo de la cultura romana y latina, o si puede ser interpretado a su manera y sin negarlo por otras culturas.
Para el cardenal alemán Walter Brandmuller, ex presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, se trata de «herejía» y criticó la corriente que magnifica las «prácticas curativas indígenas» y «el diálogo con los espíritus».
Por su parte, el cardenal brasileño Claudio Hummes, presidente de la Red Eclesiástica Pan-Amazónica (REPAM) y relator del sínodo, pidió a los participantes «no tener miedo a la novedad». «Caminar permite a la Iglesia ser fiel a su verdadera tradición», dijo, criticando «un tradicionalismo que queda vinculado por el pasado».
Los pueblos autóctonos consultados antes del sínodo piden la ayuda de la Iglesia para la «defensa de sus derechos», insistió el prelado, que fue criticado por el presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, estos últimos meses. «Hace falta que a los pueblos indígenas se les devuelva y garantice el derecho a protagonizar su propia historia», señaló.