En un clima de alegría desbordante, tanto en las calles como en la catedral de Al-Tahira -la mayor iglesia de Irak-, la ciudad de Qaraqosh ha vivido este domingo un sueño que pone fin a la pesadilla sufrida de 2014 a 2017: festejar con el Papa Francisco el perdón, la paz y la esperanza de reconstruir la ciudad cristiana por antonomasia desde tiempos de los Hechos de los Apóstoles.
Visiblemente emocionado por el recibimiento, el Santo Padre les ha asegurado que «nuestro encuentro demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. La última palabra pertenece a Dios y a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte. Incluso ante la devastación del terrorismo y la guerra podemos ver, con los ojos de la fe, el triunfo de la vida sobre la muerte».
Entre las palabras de saludo a su llegada a la catedral destacaban las de la señora Doha Sabah Abdallah, quien contó serenamente cómo había perdido a un hijo y un sobrino en uno de los primeros golpes de mortero del ISIS sobre la ciudad en 2014, y cómo «los supervivientes nos esforzamos por perdonar al agresor, pues nuestro Maestro perdonó a sus asesinos».
En su discurso, Francisco ha confesado que «la señora Doha me ha conmovido. Dijo que el perdón es necesario para aquellos que sobrevivieron a los ataques terroristas. Perdón: esta es una palabra clave. El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos».
El Papa ha reconocido ante los fieles de la llanura de Nínive que «la fe puede vacilar cuando parece que Dios no ve y no actúa. Esto se confirmo para ustedes durante los días más oscuros de la guerra, y también en estos días de crisis sanitaria global y de gran inseguridad. En estos momentos, acuérdense de que Jesús esta a su lado».
«Desde el cielo, los santos velan sobre nosotros: invoquémoslos y no nos cansemos de pedir su intercesión»
En un tono dulce y sereno les ha suplicado: «No dejen de soñar. No se rindan, no pierdan la esperanza. Desde el cielo, los santos velan sobre nosotros: invoquémoslos y no nos cansemos de pedir su intercesión».
Les invitaba a mirar al cielo pero igualmente a la tierra pues «están también ‘los santos de la puerta de al lado’, los que ‘viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios’ («Alegraos y regocijaos» n. 7). Esta tierra está llena de ellos. Es una tierra de muchos hombres y mujeres santos».
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.