El objetivo es salir de la profunda crisis de Venezuela. El instrumento que demandan millones de opositores al chavismo son unas elecciones presidenciales con garantías. El sector más radical del régimen se niega a que esa posibilidad sea siquiera objeto de debate. No obstante, esa es la principal disputa que enfrenta a los enviados de Nicolás Maduro y de Juan Guaidó. Los contactos se reanudaron esta semana en Barbados bajo el auspicio de Noruega y, según ese Gobierno, seguirán en “una mesa que trabajará de manera continua y expedita”.
Por Francesco Manetto / El País
Las conversaciones entre los representantes del Gobierno y de la Asamblea Nacional, reactivadas con discreción en la isla caribeña, suponen el enésimo intento de aproximación entre las partes después de varios desengaños. La novedad es que la parálisis política e institucional, la crisis económica y el deterioro democrático son cada día más insoportables. Esas premisas, junto con la creciente presión internacional en torno a Nicolás Maduro, han reabierto la puerta al diálogo.
Según Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países, solo representa un frente de lucha. La meta no se ha alejado, asegura, del mantra de la oposición. Esto es, cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres. Hasta ahora, el Ejecutivo solo se había avenido a la posibilidad de adelantar unos comicios legislativos, una oferta insuficiente. Por eso, las nuevas rondas de contactos buscan ir más allá, aún entre dificultades. El escenario de una renuncia de Maduro es más que improbable a corto plazo. Sin embargo, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, calificó el acercamiento de “exitoso intercambio”. El vicepresidente del Parlamento, Stalin González, miembro de la delegación opositora que viajó a Barbados, pidió avances para “poner fin al sufrimiento de los venezolanos”. “Necesitamos respuestas y resultados”, manifestó.
La Cancillería noruega emitió un comunicado que augura “una solución acordada y en el marco de las posibilidades que ofrece la Constitución” y recordó a las partes, que ahora consultarán internamente los próximos pasos, “la importancia de que tomen la máxima precaución en sus comentarios y declaraciones respecto al proceso”.
En los anteriores encuentros, celebrados en Oslo, participaron algunas de las figuras que mayor consenso generan en los dos bandos. Entre ellos, el gobernador del Estado de Miranda, Héctor Rodríguez, considerado uno de los dirigentes jóvenes con más proyección dentro del chavismo. O el exrector del Consejo Nacional Electoral Vicente Díaz y exministro del Gobierno de Carlos Andrés Pérez, Fernando Martínez Mottola, veteranos negociadores enviados por Guaidó.
Este ha evitado abundar en los pronunciamientos sobre el diálogo porque es consciente de los recelos que produce en los sectores más duros de la oposición. Pero pidió confianza a sus seguidores y les exhortó a apartar sus dudas, al menos por el momento. Por otro lado, en el aparato del régimen, fue Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y de facto número dos del chavismo, el encargado de lanzar mensajes internos al ala más radical, negando tajantemente que el Gobierno deba hacer concesiones. “Nosotros no tenemos nada que negociar con ellos. Muchos de ellos piensan que a los chavistas hay que desterrarlos y matarlos”, dijo en su programa de televisión. Y la noche del miércoles aludió abiertamente a la convocatoria de elecciones.
“Hay gente nuestra que cae en esos rumores de creer que nosotros estamos negociando unas elecciones presidenciales y que el candidato va a ser tal o cual; aquí no hay elecciones presidenciales, aquí el único presidente es Nicolás Maduro Moros, que apenas tiene seis meses en esta nueva fase de gobierno. Aquí hay compañeros que caen en el juego”, afirmó.
Cabello se limitó a especular de nuevo sobre unas legislativas, una hipótesis que de por sí muy probablemente haría saltar la mesa de diálogo. “En muy poco tiempo habrá elecciones”, dijo, dejando claro que la única instancia que puede adelantarlas es la Constituyente, en la práctica una extensión del Ejecutivo.
Con información El País.