El desaliento invadió a la embajadora cuando leyó el correo electrónico. Más tarde recordaría ese momento como lo peor a lo que se había enfrentado desde que llegó a Ginebra. Su país, acorralado por la pandemia, había recibido miles de vacunas gratis contra la covid-19 a comienzos de 2021. Pero las existencias se habían agotado rápidamente. Las dosis las había proporcionado Covax, la ambiciosa plataforma mundial creada para dar acceso igualitario a la inmunización a la población de los países ricos y pobres.
Por ROSA FURNEAU OLIVIDA GOLDHILL-EL PAÍS
Entonces era abril, y Covax le comunicaba que la siguiente entrega no llegaría todavía. ¿Qué iba a pasar con los médicos, las enfermeras y los ancianos que esperaban la segunda inyección?
En las siguientes semanas, la embajadora y sus compañeros lo intentaron todo para conseguir más vacunas para la población de su enorme país en desarrollo, situado al sur del ecuador. La funcionaria llamó repetidas veces a su coordinador de Covax, pero no la pusieron en contacto con los fabricantes y no supieron decirle cuándo llegarían más dosis. Entonces trató de contactar directamente con los ejecutivos de Covax, en vano.
No quedaban más opciones, y las autoridades del país llamaron a sus homólogos de otros Gobiernos para intentar negociar un acuerdo. Se encontraban en graves apuros económicos, pero la situación era desesperada. “Suplicamos una respuesta”, relata la diplomática.
Covax, una iniciativa concebida al comienzo de la pandemia, perseguía un noble objetivo: se comprometió a dar un acceso justo a las vacunas de la covid-19 a todos los países del mundo, y a proporcionárselas gratuitamente a los más pobres. Según la organización, en los países ricos actuaría como una póliza de seguro, y en los pobres, como un salvavidas.
La dura realidad
Sin embargo, los primeros 18 meses no han ido como se esperaba. Mientras los países ricos administran dosis de refuerzo, el 98% de la población de los países de bajos ingresos sigue sin vacunar. Covax, calificada de “ingenuamente ambiciosa” por una experta, ha proporcionado tan solo el 5% de las vacunas administradas en el mundo, y recientemente anunció que no cumplirá su objetivo de 2.000 millones para 2021.
The Bureau of Investigative Journalism [TBIJ] y la web de noticias STAT han revisado documentos internos confidenciales y han hablado con las autoridades de más de una docena de países, muchas de las cuales expresaron su desconcierto y su frustración con la iniciativa. Aunque agradecen lo que intenta hacer, afirman que les ha costado obtener información del personal de la organización, y que no se les ha aclarado cuándo llegarán las entregas, si es que llegan.
Los países han recibido los suministros con meses de retraso o con poca antelación, lo cual ha sumido las campañas de vacunación en el caos, y en ocasiones ha retrasado la administración de la segunda dosis. En algunos casos, las vacunas con fecha de caducidad muy corta fueron devueltas o desechadas cuando los Gobiernos no pudieron distribuirlas a tiempo. Los países y las regiones cuyos recursos económicos se lo permitían, se apresuraron a cerrar acuerdos directamente con los fabricantes, pero se encontraron al final de la cola.
Covax ha sido acusada de marginar a las organizaciones que representaban los intereses de los países más pobres en sus sesiones a alto nivel, negando la voz a los más desesperados.
Algunos funcionarios hablaron para esta investigación con la condición de permanecer en el anonimato, ya que temían que relatar abiertamente su experiencia con la plataforma pudiera perjudicar a sus relaciones.
Muchas preocupaciones detectadas en esta investigación quedaron reflejadas en una evaluación encargada por la organización que da cobertura a Covax que se hizo pública el pasado 8 de octubre.
Tal evaluación destaca que la “inclusión y la participación significativa” de los países de ingresos medios y bajos, la sociedad civil y los representantes de la comunidad “son insuficientes”. Además, hace constar el hecho preocupante de que Covax no esté haciendo lo suficiente para expandir la producción de vacunas a través de medidas como la transferencia de tecnología, y señala que los sistemas de salud “necesitarán apoyo” en los próximos meses para administrar unos suministros mayores.
La plataforma ha sido acusada de marginar a las organizaciones que representaban los intereses de los países más pobres en sus sesiones a alto nivel, negando la voz a los más desesperados.
Covax declaró a TBIJ que la iniciativa es pionera en facilitar acceso a la inmunización contra la covid-19 para todos, incluida la creación “del primer mecanismo de distribución a escala mundial basado en los principios de equidad y justicia en el mundo”.
La plataforma afirma que el cálculo del número de dosis y su disponibilidad se basa en la información recibida de los fabricantes, y que “debido a los retrasos en la entrega del producto por parte de los laboratorios, no siempre ha sido posible avisar a los países con demasiada antelación” de las llegadas.
Asimismo, reconoce que “si bien el mecanismo está buscando nuevas maneras de hacer frente a las dificultades, los volúmenes puestos a su disposición hasta la fecha son inaceptables”, y hace un llamamiento a los fabricantes y a los Gobiernos para que “den prioridad a Covax, de forma que pueda acelerar urgentemente las entregas a los países que más lo necesitan”.
Covax ha suministrado hasta ahora unos 330 millones de vacunas, si bien actualmente su objetivo es distribuir nada menos que 1.100 millones en los próximos tres meses. Las autoridades de algunos de los países más pobres temen que el aumento abrupto desborde sus sistemas sanitarios y haga que se desperdicien las tan necesarias dosis.
Lo que empezó como un proyecto de solidaridad y ha acabado siendo una operación basada en la beneficencia, no ha estado a la altura de sus promesas. Transcurridos 18 meses de su puesta en marcha, los países del sur global siguen enfrentándose a olas devastadoras de covid-19, y miles de millones de personas todavía no están vacunadas. Los expertos consideran que la plataforma debe reflexionar sobre sus errores y aprender de ellos para cambiar el rumbo de esta pandemia, así como aplicar lecciones vitales antes de la próxima.
¿Qué quería hacer Covax?
Covax se proponía distribuir suficientes dosis de vacuna contra la covid-19 gratuitas o subvencionadas para inmunizar al 20% de la población de 92 países de ingresos medios o bajo.
Los otros 51 países de ingresos medios o altos que participan en la plataforma pagarían las vacunas.
Una oportunidad para cambiar
En enero de 2020, en un bar de la estación de esquí suiza de Davos, Seth Berkley y Richard Hatchett hablaban de la creciente crisis en la ciudad china de Wuhan. Berkley es el consejero delegado de la Alianza para la Vacunación (GAVI), una asociación público-privada que tiene como objetivo mejorar el acceso a la inmunización en los países en desarrollo. Hatchett es director de la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), una fundación que financia el desarrollo de vacunas para detener las epidemias.
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