El mayor bien que tenía el MAS y Evo Morales en Bolivia lo perdieron, el apoyo del pueblo indígena. «El MAS no nos representa. Evo Morales es enemigo de los indígenas», fue la afirmación de Bertha Bejarano representante del pueblo indígena mojeño ignaciano, que enfrentó al gobierno en la llamada «Guerra del Tipnis», el conflicto que inicio por la disputa de una zona que pretendía ser atravesada por una carretera para beneficiar a los cocaleros de la región del Chapare, fieles al expresidente izquierdista.
Por Primer Informe
Por su parte, Martha Yujra, dirigente aymara de El Alto y exministra de Culturas y Turismo, consideró que «a muchas mujeres indígenas el gobierno las usó como florero en el Parlamento para mostrar que había diversidad. Pero en los hechos sólo fueron un alzamanos de lo que Evo decía».
A pesar de que en Bolivia el Movimiento al Socialismo (MAS) sigue teniendo su base de apoyo más fuerte en parte de la población indígena, rural y el movimiento obrero, éstos son más los desencantados, y el partido de Evo hoy no tiene el voto asegurado en ninguno que en otrora eran fieles al expresidente.
Luego de un buen comienzo ellos consideran que el MAS dejo de dedicarse a los intereses de la población para acumular poder y entregar los recursos solo a los grupos leales o incluso a las grandes expresas extranjeras. La pobreza cayó bruscamente en los primeros años de gestión, no obstante se paralizó en el 35%. Hoy Bolivia sigue siendo el país más pobre de la región, sin contar a Venezuela que se ubica como uno de los primeros en ese triste renglón en el hemisferio.
Feliciano Mamani, máximo líder de los cooperativistas mineros (Fencomin), repudia por su parte las políticas «extractivistas» de Evo «que no abrió ni un solo nuevo yacimiento en sus 14 años de gobierno» por lo que, después de lo que califica como «fraude electoral» de octubre pasado, decidió presentarse como candidato presidencial para estos comicios.
«Para nosotros el punto de quiebre comenzó en 2016 con la ley 845 que buscó hacer desaparecer el sistema cooperativista de la explotación minera para concentrar todo en los grupos que apoyaban los intereses del gobierno», dijo el candidato en una entrevista para La Nación.
El candidato presidencial Feliciano Mamani, con fuertes críticas sobre la gestión de hidrocarburos y minas de Morales, proviene del sector minero boliviano.
«A partir de la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, Evo buscó mostrarse como el defensor de nuestros recursos frente a las grandes empresas extranjeras. Pero, sin ir más lejos, el año pasado fue la movilización de la gente en Potosí lo que impidió que el gobierno entregara la explotación del litio a una empresa trasnacional, y así tuvieron que dar marcha atrás con la medida», afirmó Mamani.
Y es que en el 2018 Evo Morales había promulgado un polémico decreto por el que se creaba una sociedad mixta entre la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y la empresa alemana ACI Systems (ACISA) para explotar el litio, un mineral fundamental para las baterías eléctricas.
Sin embargo, el Comité Cívico Potosinista comenzó a protestar para que se otorgarán mayores beneficios a la gente de la localidad por la exploración de esos recursos. Estás manifestaciones terminaron en la derogación de ese polémico decreto.
Otros sectores rurales que confiaban en el partido de gobierno de Evo terminaron creyendo que el MAS se convirtió en todo lo contrario a los valores que lo llevaron al poder y que hasta hoy aseguran representar a pesar de lo alejado de la realidad.
«En América Latina lo más cercano al fascismo son ahora Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y Evo. Fascismo es manipular el discurso supuestamente revolucionario para llevar a la gente hacia la ceguera y la intolerancia, y cancelar las instituciones democráticas del país. Eso fue lo que hizo Evo y lo que despertó el año pasado incluso una coincidencia en la derecha y la izquierda para movilizarse y recuperar las instituciones más básicas de la democracia representativa», señaló Alejandro Almaraz, exviceministro de Tierras en los primeros años del gobierno del MAS.
Este abogado, en estrecho contacto con los sindicatos campesinos, fue el principal impulsor de la reforma agraria que devolvió 25 millones de hectáreas a comunidades rurales e indígenas al comienzo de la gestión de Evo.
Martha Yujra, a la izquierda con sombrero típico boliviano, es una dirigente alteña que fue incorporada al gabinete transitorio de Jeanine Añez, ha sido una de las voces más críticas contra Morales, a quien acusa de usar a la mujer para «floreros en el Parlamento para demostrar que había diversidad».
Para el ex ministro el hecho de que Evo haya dado la espalda a los objetivos iniciales de su gobierno es consecuencia del inesperado triunfo del 2006 que encontró al MAS sin una organización de funcionarios capacitados con las bases tradicionales que lo llevaron al poder. «El vacío fue llenado por una cúpula electoralista con un débil compromiso con las demandas históricas. Y eso fue inclinando al gobierno hacia intereses incluso contrarios a lo que pedían sus bases», afirmó Almaraz.
Ni siquiera los cocaleros, el gremio históricamente liderado por Evo, apoyan masivamente al MAS. Los campesinos de los Yungas, una región cercana a La Paz, sostienen que la coca de la zona del Chapare, en Cochabamba, donde el expresidente creció como dirigente sindical, está dedicada básicamente a la producción de cocaína más que a los consumos legales y tradicionales. «La coca del Chapare, de Evo Morales, sirve exclusivamente para el narcotráfico «, denunció Franclin Gutiérrez, el líder sindical de los Yungas, que fue encarcelado por el gobierno del MAS.
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