El Grupo de Puebla (GP), que reúne a medio centenar de líderes izquierdistas, populistas y revolucionarios de América Latina más un reducido grupo de aliados españoles, ha hecho pública su hoja de ruta para 2022 al acabar su primera cumbre presencial tras la pandemia. Un año crucial para recuperar la hegemonía en el continente, según se desprende de las reuniones celebradas en Ciudad de México, durante las cuales el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha llevado la voz de mando de lo que comenzó siendo una reunión de amigos y un grupo de WhatsApp hasta su formato actual.
Los izquierdistas pretenden recuperar el poder en Chile (dentro de dos semanas), Colombia y Brasil, claves para el tablero geopolítico de la región. En paralelo, no han dudado en profundizar el blanqueamiento del eje revolucionario (Venezuela, Cuba y Nicaragua), en entredicho entre las democracias occidentales tras la brutal represión y las parodias electorales de las últimas semanas.
Los dirigentes del GP se repartieron múltiples abrazos y lisonjas, sobre todo para su anfitrión, el populista mexicano Andrés Manuel López Obrador. Zapatero no dudó en unirse a sus requiebros por los abusos cometidos durante la conquista y la colonia. “España debe acercarse a su pasado con humildad”, manifestó el antiguo líder del PSOE.
En cuanto a lo que sucede hoy en el continente, las conclusiones del GP han supuesto un baño de agua helada para los demócratas venezolanos, nicas y cubanos que luchan por la libertad. “Apoyamos la democracia en Venezuela y rechazamos tajantemente los intentos de injerencia que retrasan una salida a la crisis económica y sanitaria. Reconocemos el avance en el proceso democrático y legítimo para la elección de autoridades regionales”, resaltó el GP en sus conclusiones, olvidando el golpe electoral en la cuna de la revolución, Barinas, donde el Tribunal Superior de Nicolás Maduro ha ordenado repetir las elecciones tras la victoria opositora y ha inhabilitado de nuevo a Freddy Superlano, el ganador en las urnas.
Tampoco hubo referencia alguna a los 251 presos políticos que habitan las mazmorras del chavismo ni al derrumbe revolucionario que ha provocado la mayor diáspora del planeta, junto a la siria. Eso sí, el GP denuncia que las sanciones contra la revolución “conspiran” contra la reactivación económica.
Zapatero, principal defensor de Maduro dentro del GP, apostó de nuevo por el diálogo en México entre gobierno y oposición, “el único camino”, pero ocultando que fue el “hijo de Chávez” quien suspendió las negociaciones tras la extradición de su presunto testaferro, el magnate colombiano Alex Saab, a EEUU. Lo más paradójico es que el ex juez Baltasar Garzón, principal abogado defensor del operador internacional del chavismo, también forma parte del grupúsculo español del GP, junto a Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.
CRÍTICAS A LAS SANCIONES CONTRA NICARAGUA
El GP prolongó sin sonrojo su defensa numantina de las dictaduras hasta Nicaragua, pese a la militancia de izquierdas de varios de los presos políticos, más de 160, de la pareja presidencial Daniel Ortega y Rosario Murillo. “Esperamos que Nicaragua recupere la paz y la estabilidad, se superen las disputas que polarizan y el país se encamine hacia la reconciliación”, mantuvo el GP, que también criticó las sanciones de EEUU contra el círculo familiar de Ortega y los dirigentes más próximos, “que perturban la democracia y generan un clima de radicalización”.
Las citadas “disputas” se resumen en el plan de terror puesto en marcha por el gobierno para acabar con el estallido social de 2018, que se se cobró la vida de más de 350 personas, y que se ha prolongado este año con la detención de siete precandidatos presidenciales y de una treintena de dirigentes y activistas sociales para forzar el fraude electoral.
“El GP cree que puede construir su realidad alternativa cuando hoy Nicaragua tiene un régimen al menos igual al de Somoza. Para ellos es simplemente proteger la franquicia de la izquierda, no van a reconocer que su proyecto político no es diferente a Pinochet o Somoza en cuanto a los derechos humanos”, destacó para EL MUNDO la politóloga venezolana María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
Tampoco faltaron las palabras contemplativas con el castrismo. “Llamamos a un cese definitivo del embargo económico que ha causado malestar social y hechos de movilización ciudadana, auspiciados y promovidos en medios y redes enemigos de la revolución cubana desde EEUU”, aseguró en sus conclusiones el GP, molesto por la “anacrónica lógica de la Guerra Fría”. Un comunicado que habría firmado el gobierno de La Habana con los ojos cerrados.
“Como decía Albert Camus, el éxito de los totalitarios no radica en las virtudes de los totalitarios, sino en las faltas de los demócratas. El GP y la Internacional Progresista, que abarca partidos de Europa Occidental y EEUU, tiene una postura de condena a los populismos de derecha, pero no a las tiranías de izquierdas. Populismos como los de Bolsonaro en Brasil han llevado a cabo severas violaciones a la democracia, pero las tiranías que han aniquilado el espacio político son Cuba, Nicaragua y Venezuela”, subrayó para este periódico el historiador cubano Armando Chaguaceda, especialista en revoluciones.
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