El conflicto bélico entre israelíes y las milicias palestinas, con víctimas fatales, destrozos y evacuaciones, concentra las vivencias de millares de migrantes y turistas de diversas nacionalidades que se encuentran en el foco del conflicto.
José Sebastián Manrique, de 30 años, hacía turismo en Jerusalén, Israel y hoy se encuentra varado con su familia sin poder salir del país, según una nota de la Voz de América.
Manrique se encontraba en un tour cuando escuchó las primeras alarmas, pero guía local le restó importancia.
«En un primer momento, al escuchar las sirenas, el guía “nos decía: ‘mira, esto pasa todo el tiempo, no tienen de qué preocuparse’», relató el ingeniero mecánico por teléfono un día después del ataque.
No tenía idea hasta entonces de la magnitud del asunto. Él, su familia y parte de su grupo de turistas permanecieron sentados mirando al cielo y grabando con sus teléfonos lo que pensaron eran fuegos artificiales.
El venezolano explicó que continuaron el tour con toda normalidad, hasta que el Ministerio del Turismo llamó a todos los guías y los mandaron al hotel. “Y después nos dijeron que resolvamos como podamos”. Desde entonces intentan salir de Israel, que visitaban por primera vez. “Somos cristianos y queríamos conocer el lugar de nuestro salvador”.
Madre e hija
Andrea Pérez suma 5 años en Israel. “Es la primera vez que vivo de cerca una guerra”, detalla. Y cuenta como es el protocolo de seguridad diario en la nación del Medio Oriente. “Debemos permanecer 10 minutos dentro del refugio y en caso de que sigan sonando las sirenas, hay que seguir adentro, porque todavía puede caer misiles”, relató En el Circuito Onda.
La sensación emocional y mental es completamente distinta. Durante todo el día escuchamos los aviones y las explosiones que se viven en ciudades cercanas a la franja de Gaza”, dijo.
Pérez también relató que desde su residencia tiene vista a gran parte de la ciudad y ha visto los misiles impactar en zonas cercanas, pero la mayoría del tiempo, se ha mantenido en resguardo junto a sus familiares, mientras suenan las alarmas.
El protocolo indica que tenemos 45 segundos para poder refugiarnos en un lugar seguro. Debemos permanecer 10 minutos dentro del refugio y en caso de que sigan sonando las sirenas, hay que seguir adentro, porque todavía puede caer misiles o restos de misiles dentro de la ciudad”, señaló.
En ese sentido, reportó que dentro de la ciudad de Asdod “se ha controlado bastante bien la situación”, pese a que surgieron dudas sobre el encuentro de un posible terrorista de Hamás por la zona, el pasado domingo.
La venezolana explicó que antes había vivido “situaciones de atentados con los misiles, pero habían sido operativos”. Asimismo, aseguró que su hija de 6 años también había sido preparada con múltiples simulacros escolares, como prevención ante el conflicto armado que se ha vivido entre Palestina e Israel durante años.
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