Que la historia del fútbol colombiano esté marcada por el narcotráfico no es un secreto para nadie, sin embargo, conforme pasa el tiempo y se desempolvan anécdotas, nuevas historias surgen de los días en que los capos narcos eran amos y señores, no solo de los negocios ilegales, sino de la pasión del balompié nacional.
Uno de esos relatos tiene que ver con Pablo Emilio Escobar Gaviria, capo de capos del Cartel de Medellín, y el afamado técnico argentino Cesar Luis Menotti, más conocido como “El Flaco”.
La historia la contó el conocido comentarista deportivo mexicano Christian Martinoli, en una conversación con el también periodista deportivo David Medrano que subió a su canal de YouTube donde compartieron anécdotas del técnico argentino.
Los hechos transcurrieron a principios de los años 80 -dice Martinoli que en 1983- cuando el “Flaco” estaba recién llegado al banco técnico del Fútbol Club Barcelona.
Para esa fecha, Menotti ya era un entrenador reconocido mundialmente, principalmente por haberse coronado Campeón del Mundo con su Selección en el mundial de Argentina 1978, así como por alzar la Copa Mundial de Fútbol Juvenil de 1979 celebrada en Japón, que pasó a la historia como el primer título internacional que ganó Diego Armando Maradona.
Tras quedar eliminado de la segunda ronda en la Copa del Mundo de España, Menotti fichó por el Barcelona, donde ya jugaba hace una temporada Diego Armando Maradona, además del alemán Bernard Shuster, gran figura con su selección para la época.
El secuestro
Pues bien, después de un partido cualquiera que se disputaba en el Camp Nou un sábado por la tarde, dos hombres jóvenes se acercaron al entrenador, lo saludaron muy amablemente y le comentaron que su “patrón” quería invitarlo a una cena y proponerle un negocio.
Menotti se sorprendió por la propuesta y les respondió que no tenía ganas de acompañarlos. Los hombres insistieron, explicándole quién era su patrón, y que a “El Patrón” -como era conocido Pablo Escobar en el mundo criminal de Medellín- no se le podía decir que no.
“¿Cuándo tiene usted que volver a entrenar?”, cuenta Martinoli que le preguntaron a Menotti; “pues el lunes por la tarde”, respondió el argentino. “Listo, el lunes en la tarde usted va a estar aquí de regreso”, respondieron los dos hombres.
Según el comentarista de TV Azteca la anécdota se la contó el propio Menotti en una charla años atrás, insistiendo en la amabilidad con la que le hablaban los personajes. “Esto es entre amigos”, le decían.
Los hombres explicaron que tenían un avión privado en el aeropuerto esperando por el técnico argentino, que iban a tener que hacer un viaje hasta Colombia, a Medellín, que ahí le tendrían que tapar la cabeza para finalmente llevarlo a donde estaba “El Patrón”.
Y así fue como lo “secuestraron”. Después de un largo viaje hasta Medellín, a Menotti lo vendaron y lo llevaron a la hacienda Nápoles, la exótica residencia de Pablo Escobar, donde el capo colombiano daba rienda suelta a sus excentricidades, como darse el lujo de tener un zoológico privado con animales de todas partes del mundo -como los famosos hipopótamos rosados- y organizar partidos de fútbol a los que asistían las estrellas más grandes del balompié nacional y mundial, traídos exclusivamente para entretener al “Patrón” y sus socios del Cartel de Medellín.
Cuando le quitaron la venda, el técnico argentino estaba ante una gran mesa donde habían colocado un banquete, “como si fuera de la edad media, con el pinche marrano y la manzana”, apunta Martinoli. Al otro lado estaba Pablo Escobar quién lo recibió muy animado.
La propuesta
En 1983, la figura de Pablo Escobar estaba tomando gran renombre nacional e internacional. Un año atrás había incursionado en la política, logrando llegar a la Cámara de Representantes por el movimiento político Alternativa Liberal, que dirigía el controvertido senador Alberto Santofimio Botero, señalado de ser autor intelectual -junto con Escobar- del magnicidio del candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento.
Con su investidura de congresista incluso llegó a ser invitado a la posesión de Felipe González, el tercer presidente de la España democrática.
Pablo hizo su campaña lanzando un programa filantrópico llamado “Medellín Sin Tugurios”, que consistía en construir barrios enteros en las comunas más pobres la capital de Antioquia y entregar esas casas a los menos favorecidos de la ciudad. Además, construyó cientos de canchas de fútbol y patrocinaba torneos juveniles en toda la ciudad.
También financiaba a los dos equipos profesionales locales, el Deportivo Independiente Medellín, de quien era acérrimo hincha, y el Atlético Nacional, que por esos años creció en popularidad.
Precisamente sobre el Atlético Nacional, la gran apuesta de Pablo, giraba la propuesta al técnico argentino, pero esta no llegaría sino hasta el final del encuentro.
Mientras, la conversación entre el “Flaco” y el “Patrón” transcurrió de forma amena y entre anécdotas futboleras. El narco colombiano le compartiría a Menotti su afición por el fútbol argentino, producto de la llegada de grandes jugadores de ese país a la liga colombiana cuando él era muy chico.
Jugadores como Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera y Néstor Ross, llegaron al fútbol colombiano e inauguraron el periodo del balompié nacional llamado ‘El Dorado’ comprendido entre los años 1949 y 1954.
Menotti le reconocería a Escobar cuando contó después la anécdota, que no solo tenía pasión por el deporte sino que sabía mucho del juego, por lo que la conversación fluyó entre los dos mientras duró la cena.
En el relato de Martinoli a Medrano hay un momento en que Escobar encara a Menotti, le agradece por venir y señala el placer, el honor y el orgullo que siente por tenerlo de invitado, pero se levanta, le pone enfrente un papel en blanco y le dice: “Bueno, este papel que le coloco aquí es para que usted ponga la cifra que usted quiera, para que dirija al Atlético Nacional”.
Y ¿qué le dijo Menotti a Pablo Escobar? ¿cómo hizo para declinar esa propuesta que sabemos no aceptó? Pues como lo cuenta el comentarista mexicano: apelando a su palabra y el deseo de cumplir su sueño.
Citando palabras textuales de Menotti cuenta: “Yo le mencioné que así como él era una persona que tiene sus sueños, que yo también era una persona de sueños y que para mí dirigir al Futbol Club Barcelona era uno de ellos”.
El entrenador argentino habría resaltado que estaba recién llegado a Barcelona y que abandonar el club en ese momento era dejar “trunco su sueño”. En ese momento miró al capo a los ojos y le dijo “usted me sabrá entender”.
Y Escobar entendió, no sin antes dejar la oferta abierta y resaltar que cuando él quisiera, y por el precio que quisiera, tendría el puesto de director técnico de Nacional asegurado.
Así Menotti cerró su noche en la hacienda Nápoles y emprendió el camino de regreso a Barcelona, a donde arribó el lunes por la tarde, como le habían prometido, a entrenar a Shuster y a Maradona.
El fútbol se encargaría de terminar esta historia. Menotti disputó la final de la Copa del Rey y de la Copa de la Liga en la temporada 82/83 alzándose campeón en los dos torneos, pero en la temporada 83/84 sólo logró la Supercopa de España y terminó tercero en La Liga. Tras estos resultados abandonaría el banco técnico azulgrana.
Escobar por otro lado empezaría un proceso de declive a partir de 1983 cuando el periódico El Espectador publicó la foto de su captura por tráfico de drogas a mediados de los 70 cuando era un narco menor.
A partir de allí perdería su curul en el Congreso y empezaría una guerra frontal contra el Estado tratando de abolir la extradición. Junto con sus socios del Cartel de Medellín fundaría el grupo de “Los Extraditables”, responsables de los asesinatos del entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, el director de El Espectador, Guillermo Cano, el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán, de la bomba al avión de Avianca y de la muerte de cientos de personas más.
El Atlético Nacional durante la década del 80 crecería en reputación y dominio futbolístico. En esos años otros clubes de fútbol en Colombia también tenían mecenas narcos, como los hermanos Rodríguez Orejuela con el América de Cali y Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”, con el Millonarios de Bogotá.
En 1989 Atlético Nacional se convirtió en el primer club colombiano en ganar la Copa Libertadores de América. Esa copa, sin embargo, está rodeada de rumores que señalan a Escobar como su artífice, entre los que destacan presiones, sobornos y amenazas de muerte a árbitros y jugadores de equipos rivales del Nacional.
De haber aceptado la oferta de Escobar, es probable que Menotti hubiera levantado esa copa con el equipo colombiano, en un año en el que como técnico de River Plate no logró clasificarse al torneo. Sin embargo, también es probable que no fuera el ícono del fútbol que es hoy día, un deporte que le ha valido años de respeto y honores.
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