En una campaña convencional, el debate de esta noche entre los dos candidatos a la vicepresidencia de EE.UU., el republicano Mike Pence y la demócrata Kamala Harris, sería una cita interesante pero no decisiva. El debate entre los segundos del «ticket presidencial» es una de las pocas ocasiones en las que tienen el foco sobre ellos en la campaña y lo dedican a un papel vicario: defender a su candidato a presidente y atacar al candidato contrario.
Javier Ansorena | ABC
Este año, como en casi todo, es diferente. La epidemia de Covid-19, las circunstancias de Donald Trump y Joe Biden -el positivo de uno, la edad del otro- dan una relevancia inusitada a la cita. Estas son las claves del debate:
Cuándo y dónde
El debate se celebra en Salt Lake City (Utah), territorio republicano. Arranca a las 19.00 hora local (3.00 de la mañana del jueves en España) y se prolongará durante 90 minutos. La moderadora será Susan Page, jefa de información política de USA Today.
Un momento singular
El debate se produce en plena oleada de contagios en la Casa Blanca, con Trump convaleciente en la residencia presidencial tras su contagio de la semana pasada. Aunque el presidente ha recuperado y redoblado su actividad en Twitter, estará fuera de juego para actos electorales y buena parte de esa responsabilidad cae en Pence, una figura sosegada, que no tiene la conexión con el público de Trump. Pence ha escapado de momento a los contagios, pero ha tenido que ceder y permitir que se pongan pantallas de cristal entre los candidatos del debate, como quería la campaña de Biden.
Todo sobre el Covid
Trump ha buscado durante meses dejar a la epidemia de covid en un segundo plano y centrar su mensaje en la recuperación económica y, tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, en la renovación del Supremo, dos cartas electorales de mucho peso. Su positivo, sin embargo, ha devuelto al covid al centro de atención, lo que da ventaja a la campaña de Biden: el contagio simboliza el fracaso de su estrategia sobre covid. El debate será una tensión entra esas dos fuerzas: Pence buscará ir más allá de la epidemia, mientras trata de defender la gestión que ha hecho la Administración Trump, y Harris se esforzará en que se hable mucho sobre ello.
La estrategia de Pence
El vicepresidente repetirá los mantras habituales de Trump sobre la epidemia: se salvaron “millones” de vida al parar los vuelos de China, la culpa es de Pekín y la OMS, hay que reactivar el país con seguridad. Al ataque, buscará retratar a Biden como una marioneta de la izquierda demócrata radical y aprovechará el giro a la izquierda que ha dado Harris desde que se presentó el año pasado a candidata a la presidencia. Su voz moderada ha dado paso a buena parte de la agenda más progresista del partido.
La estrategia de Harris
El positivo de Trump será la base de los ataques de Harris a la gestión del presidente de la epidemia. Buscará responsabilizarle de los 210.000 muertos y los millones de puestos de trabajo que se ha cobrado. Utilizará la falta de precaución de Trump en su campaña -mítines multitudinarios sin mascarilla o distancia física- como el retrato de cómo se ha negado a proteger a los estadounidenses. En asuntos sociales, aprovechará su condición de mujer y de minoría racial para llamar al voto a esos electorados.
Dos Américas diferentes
Pence y Harris son un símbolo de la brecha que separa a los estadounidenses, con un país cada vez más polarizado en lo político. Pence es un hombre blanco, del Medio Oeste, devoto evangélico, un enganche de Trump con las bases conservadoras que le auparon al poder en 2016. Harris es una mujer negra, hija de inmigrantes, que ha vivido y ha hecho su carrera entre la elite progresista de las costas y que busca recuperar la coalición de jóvenes, minorías y votantes moderados que formó Barak Obama en 2008.
Cómo actuará Pence
El vicepresidente es un interlocutor calmado pero eficiente. Es capaz de hablar rápido y enganchar ideas sin dejar espacio a que su rival cuele interrupciones. Antes de dedicarse a la política tuvo un programa de radio y no necesitará aspavientos para enfrentarse a los ataques de Harris. Se ha preparado para el debate con Pam Bondi, ex fiscal general de Florida, que se ha puesto en el papel de Harris.
Cómo actuará Harris
Harris no era conocida a nivel nacional hasta que ganó el puesto de senadora por California en 2016, después de ser fiscal general por aquel estado. Ganó relevancia por sus interrogatorios incisivos en la cámara alta, entre otros, al fiscal general de EE.UU. William Barr, y al candidato al Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh. Después, se presentó a las primarias demócratas por la presidencia, donde tuvo desempeños irregulares en los debates: conectó ataques duros -Biden fue víctima de uno de ellos- con actuaciones mediocres. Ha demostrado que cuando tiene los ataques preparados, es eficiente. Si le toca improvisar, es más una incógnita. Se ha preparado los debates con Karen Dunn, que asesoró al candidato a vicepresidente en 2016, Tim Kaine, frente a Pence. Ha contado con la ayuda del ex candidato a vicepresidente Pete Buttigieg, que se ha puesto en el papel de Pence en los ensayos de debate.
Menos bronca
El debate no será la bronca continua que Trump promovió la semana pasada en su encuentro con Joe Biden. Se espera más agresividad verbal de Harris, pero, al mismo tiempo, es probable que deje de lado los ataques personales a Trump por su enfermedad. No sería visto con buenos ojos por los votantes moderados que necesita Biden.
Los dos se juegan mucho más
Pence y Harris actúan esta noche para beneficiar a su candidato a presidente. Pero el debate también es decisivo para dos políticos con buena edad -Pence tiene 61 años; Harris, 55- y con mucho por delante. Un desempeño brillante mejora sus perspectivas de carrera política, ambos con aspiraciones presidenciales. Es lógico que, gane o pierda Trump estas elecciones, Pence aproveche el trampolín de la vicepresidencia para ser el próximo presidente republicano. Harris ya lo ha intentado y lo volverá a hacer. Biden ha dado entender que es un “candidato de transición”. Cumplirá 78 años el mes que viene, y probablemente no vaya a por un segundo mandato. El debate es la primera piedra para una presidencia de Pence o de Harris.
El debate paralelo
El tercer actor principal del debate podría estar en la Casa Blanca. Con una actividad frenética en Twitter en los dos últimos días, es probable que Trump se dedique a comentar, criticar y dar contexto a lo que pase en Utah. No dejará que el protagonismo sea por completo de otros.
Con información de ABC
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