Durante el confinamiento por la COVID-19, los asesinatos machistas se han duplicado en el Reino Unido, mientras que las llamadas de socorro han aumentado casi un 50%. Las organizaciones de ayuda a las víctimas denuncian que la violencia de género es, en realidad, una pandemia silenciosa.
Por Infobae
Según cifras de la organización Counting Dead Women Project, que lleva el recuento de feminicidios, 14 mujeres y 2 niños han sido asesinados durante las primeras tres semanas de cuarentena obligatoria.
Se trata del mayor número registrado durante un periodo de 21 días (del 23 de marzo, cuando se decretaron las medidas, al 12 de abril) en 11 años y sobrepasa en más del doble la tasa media.
Asimismo, las llamadas a la línea de ayuda estatal, que gestiona la organización Refuge, aumentaron un 49% en ese mismo plazo.
Estos datos forman parte de un informe del Parlamento británico, que reclama al Gobierno del conservador Boris Johnson a emprender “un plan de acción urgente que establezca medidas prácticas para abordar esta violencia como parte integral de la lucha contra la COVID-19”.
En 2019, al menos 115 mujeres fueron asesinadas por hombres en el Reino Unido y hasta abril de 2020 se contabilizan 45 feminicidios, según los datos de Counting Dead Women Project.
EL CONFINAMIENTO AGUDIZA LOS FEMINICIDIOS
La organización Women’s Aid, que gestiona centros de acogida y servicios de ayuda a las víctimas de violencia machista a través de una red de asociaciones en todo el país, ha constatado cómo el confinamiento aumenta el riesgo de agresión física y emocional.
“El hogar no es un sitio seguro para muchas mujeres, ya que al estar encerradas con sus maltratadores durante un periodo significativo de tiempo, la violencia aumenta y sus posibilidades de obtener ayuda y acceder a los servicios públicos son mucho más limitadas”, afirmó Lucy Hadley, gestora de campañas de Women’s Aid, en una entrevista con Efe.
Para Hadley, es importante difundir el mensaje de que las mujeres “no están solas” y que tienen a su alcance “ayuda disponible a través del teléfono o del chat”. Este último ha experimentado un crecimiento del 45 % durante el confinamiento, ya que algunas víctimas lo encuentran más seguro que el teléfono al no poder hablar por tener al maltratador cerca.
El aumento alarmante de las cifras es, según la secretaria general de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth), Patricia Scotland, el reflejo de que una de cada tres mujeres y niñas en el mundo sufre violencia física o sexual.
“En los países con coronavirus ha habido un aumento del abuso de entre el 25 y el 300%. Estamos ante una pandemia silenciosa. Es muy importante que la combatamos porque muchas mujeres afectadas por esta violencia están atrapadas en casa con sus maltratadores”, dijo Scotland.
Respect es una organización británica que atiende a las víctimas masculinas y ha visto no solo cómo el confinamiento ha aumentado un 125 % las llamadas a su línea de atención, sino cómo ha sacado a la luz la violencia en familias con mayores ingresos.
Según contó a Efe Alistair Sherlock, encargado de acreditar los servicios de Respect, están recibiendo solicitudes de ayuda de grupos socioeconómicos con los que no habían tenido contacto antes, “gente de un nivel económico mucho más alto, donde tradicionalmente la violencia está más escondida y es más difícil de reconocer”.
«La violencia en el entorno doméstico afecta a toda nuestra estructura social, no es una cuestión de una comunidad en particular», indicó este experto, que precisó que la pandemia de la COVID-19 ha supuesto «la aparición de la violencia en algunas familias, mientras en otras ha sacado a la luz un abuso histórico y sostenido que siempre ha existido pero no se ha denunciado».
CRÍTICAS POR LA FALTA DE RECURSOS
La acuciante falta de centros de acogida en el Reino Unido provocó que el 64% de las solicitudes para acceder a estos espacios en Inglaterra fueran rechazadas entre 2018 y 2019, reveló el informe parlamentario.
“Nos preocupa que haya muchas más mujeres que pidan ayuda cuando las medidas de confinamiento se suavicen porque antes de la COVID-19 ya no contábamos con los servicios para hacer frente al número de mujeres y niños necesitados (…) El Gobierno está sopesando opciones como habilitar hoteles, pero necesitamos ver que hay suficientes centros y un plan claro sobre qué hacer si hay un incremento de la demanda”, alertó Hadley.
Apuntó además que es vital que el Ejecutivo británico ponga en marcha un plan similar al que existe en España y que permite a los farmacéuticos alertar a las autoridades cuando una mujer pronuncia el código «Mascarilla 19», que significa que sufre maltrato.
El Gobierno ha anunciado que destinará 76 millones de libras (casi 86 millones de euros) a apoyar estos servicios durante la pandemia, una financiación que Sandra Horley, directora ejecutiva de Refuge, desea que «entre en vigor rápidamente» y sirva para paliar «las brechas generadas por una década de recortes».
Las organizaciones esperan que la ley sobre violencia de género, que está en trámite en la Cámara de los Comunes, incluya las peticiones que llevan tanto tiempo reivindicando: la ayuda igualitaria para las mujeres migrantes maltratadas, un sistema de visitas seguro para las que tienen hijos con sus maltratadores y la financiación sostenida de los servicios de asistencia.
Sherlock afirmó que las estadísticas muestran cómo la COVID-19 “ha agravado lo que ya era una emergencia nacional sobre la seguridad y el bienestar de las supervivientes de violencia en el ámbito doméstico”, e igualmente indican “un aumento significativo de la violencia en todo el mundo”.
Para Hadley, la violencia machista es “la parte silenciosa de la actual crisis”, por lo que es necesaria “mucha más dedicación de los gobiernos en su respuesta a la COVID-19 para proteger a las mujeres que se están viendo afectadas no solo por el riesgo de contraer el virus”.
(Con información de EFE)
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