En Indonesia, la historia del narcotraficante chino Cai Changpan a muchos les recuerda a la que leyeron hace cinco años sobre la fuga de película del capo mexicano ‘El Chapo’ Guzmán. El jefe del cartel de Sinaloa escapó de la cárcel gracias a un túnel subterráneo que cavó en su celda. Cai lo hizo por un hoyo que daba a las tuberías de desagüe de la prisión. Por allí salió el pasado 14 de septiembre.
Por Lucas de La Cal | EL MUNDO
Cai Changpan (37 años), que nació en la provincia china de Fujian, era conocido en Indonesia como Cai Ji Fan. Allí, en 2016, fue arrestado por traficar con 135 kilogramos de metanfetamina. Tras su primera detención, mientras aguardaba su ingreso en prisión en una comisaría al este de la ciudad de Yakarta, ya protagonizó otra fuga al escaparse junto con otros siete compañeros después de hacer un agujero en la pared del baño de la celda con una barra de hierro.
Tres días después, fue arrestado a 100 kilómetros, en la localidad de Sukabumi. En julio de 2017, el Tribunal de Distrito de Tangerang lo condenó a muerte por tráfico de drogas. Cai fue encerrado en el Bloque D -el de los reclusos más peligrosos- de la prisión de Tangerang, a las afueras de Yakarta.
«Rompió las baldosas del suelo de su celda y cavó un agujero hasta las tuberías. Luego salió por la alcantarilla de una carretera fuera de la prisión», ha explicado Yusri Yunus, portavoz de la policía de la capital de Indonesia. La distancia aproximada que hay desde la celda hasta el alcantarillado es de unos 30 metros.
Según el portavoz, tras interrogar al compañero de celda, el narcotraficante chino habría estado planeando su huida durante los últimos seis meses, usando las herramientas que robó de la cocina de la prisión. Aprovechó el cambio de turno de madrugada en las guardias de los vigilantes para escapar.
«En su celda había varios destornilladores y un cincel. Estuvo cavando durante casi seis meses todas las noches y luego, por el día, tapaba el agujero con una baldosa. Se sospecha que Cai recibió información de algún oficial de prisión sobre el canal de agua del alcantarillado de la cárcel», reza una nota publicada en el diario local DetikNews, que cita fuentes policiales. Varios residentes de la zona han contado a la prensa de Indonesia que encontraron restos de ropa y unos pantalones en la alcantarilla por la que se cree que salió Cai al exterior de la prisión. Ahora, el narcotraficante chino se ha convertido en el fugitivo más buscado de Indonesia.
‘BOOM’ DE LA METANFETAMINA
El caso de Cai Changpan es singular por su fuga al estilo «El Chapo», pero su historia delictiva es la de un narcotraficante más de una droga, la metanfetamina, que está causando estragos en el Sudeste Asiático y cuyo negocio ni siquiera se ha frenado con la pandemia. Esta droga sintética continúa campando por su anchas por el llamado Triángulo de Oro, el área fronteriza donde se encuentran Tailandia, Laos y Birmania.
En las profundidades de la selva de Birmania, las milicias locales dejaron hace tiempo de financiar sus guerrillas vendiendo heroína. Las drogas sintéticas son más fáciles de fabricar y no dependen del espacio ni del clima. Además, los precursores químicos se consiguen fácilmente en China. Los informes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) llevan años mostrando su preocupación por el «boom» de la metanfetamina en toda la zona que va del Sudeste Asiático hasta las islas del Pacífico.
El año pasado en la región de Asia-Pacífico se movió una cantidad de un valor estimado de 61.000 millones de dólares. La gran parte de la metanfetamina que se distribuye sale del estado de Shan, en Birmania. En esta zona fronteriza con China impera un conflicto étnico desde hace siete décadas entre los nacionalistas Wa y los paramilitares birmanos. Ambos bandos, para enriquecerse, han dado seguridad e impunidad a los fabricantes de droga convirtiendo a Shan en el nuevo centro global para la producción de metanfetaminas.
Con el coronavirus, el cierre de fronteras y las calles vacías por los estrictos confinamientos, muchos se pensaron que, de forma colateral, la crisis vírica también golpearía a los señores de la droga. Si no hay movimiento, no hay negocio. Un cálculo que ha resultado ser erróneo porque ha ocurrido lo contrario. Según contaba en un informe hace un par de meses Jeremy Douglas, representante de la UNODC para Asia-Pacífico, pese a la pandemia, el mercado de droga en esta parte del mundo no ha dejado de expandirse.
Los traficantes han aprovechado la distracción de los gobiernos con el coronavirus para seguir moviendo la droga. Aunque debido a los límites de movilidad en algunos países, la venta a pie de calle ha perdido fuerza respecto a la compra on line de estas sustancias. Como explica el secretario general adjunto de la Comisión de Control de Estupefacientes de Tailandia, Paisith Sungkahapong: «Hemos constatado un aumento del comercio de drogas en internet a través de Facebook, Twitter e Instagram. También hemos descubierto que se ocultan muchas drogas y se transportan a través de los servicios postales».
Con información de EL MUNDO
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