El asalto de EEUU al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se consumará pronto. Si no hay sobresaltos de última hora, los países miembros elegirán este sábado como presidente a Mauricio Claver-Carone, el hombre elegido por Donald Trump para ocupar un puesto tradicionalmente reservado a un latinoamericano. El fin de una tradición histórica movilizó a algunos países de la región, con Argentina al frente, en una estrategia de bloqueo sin precedentes. Buenos Aires ya sabe que perderán la elección, pero anoche mantenía a su candidato, Gustavo Béliz, como corolario elegante de una estrategia fracasada.
El País, Federico Rivas Molina
Argentina intentó hasta el último momento sumar adhesiones para no dar quórum en la reunión, la única forma posible de posponer la elección hasta marzo cuando, según muchos sondeos, Trump probablemente ya no duerma en la Casa Blanca. Tiró la toalla esta semana, cuando fue evidente que no lograría sumar el 25% de ausencias necesarias para ello. Si finalmente se lleva a cabo la sesión, como está previsto, Claver- Carone tendrá votos de sobra para asumir como próximo jefe de un ente clave para el desarrollo regional. “El candidato americano aparentemente no solamente tiene quórum sino que tiene los números para ganar. Él dice que 17 países de Latinoamérica le han dado su voto a favor”, indicó el canciller argentino, Felipe Solá, asumiendo una derrota cantada.
La elección del presidente del BID siempre fue origen de disputas, pero nunca tanto como ahora. La decisión de Trump de avanzar sobre la principal fuente de financiación regional contó con el apoyo inmediato de Colombia, Brasil, Uruguay y Paraguay. El canciller Solá lamentó el alineamiento veloz de sus socios en el Mercosur. “Es una muestra de la desarticulación que tenemos en este momento frente a cuestiones externas. Hubiéramos preferido que en algunos casos nuestros vecinos nos consultaran”, dijo. En el caso colombiano, nunca estuvo en duda el histórico alineamiento de Bogotá con Washington.
La estrategia argentina de bloqueo pareció entonces lejana, hasta que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, instó en una carta a los países comunitarios a apoyar un retraso de la votación como la mejor salida al candidato de Trump. La posibilidad de que Europa acompañase a Argentina terminó por decantar a Chile y luego a México, siempre bajo el argumento de que la elección de un nuevo presidente del BID merecía una reunión presencial y no remota, por la pandemia.
Los votos en el BID son nominales, pero su peso vale por el porcentaje de cada país en la institución. Claver-Carone tiene la victoria asegurada gracias a los apoyos de Estados Unidos (30% de los votos), Brasil (11,3%), Colombia (3,1%) y otros países latinoamericanos ya comprometidos con la propuesta de Washington. La clave de la maniobra argentina consistía en evitar que se reúna el quórum mínimo del 75% necesario para dar validez a la votación. Si todos los países de la UE (9,3%) no participaban, sumados los votos de Argentina (11,3%) y Chile (3,1%), esa opción era factible. Faltaba definir la posición de México, que tiene el 7,2% y que ha virado inesperadamente en los últimos días, levantando importantes ampollas en la región.
Sin posición común
La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, que se presentaba como una apuesta de consenso, retiró su candidatura hace una semana. Vista en perspectiva, la retirada fue la primera señal de que la posición común contra Claver-Carone se resquebrajaba y dejaba al argentino Béliz como única alternativa frente al hombre de Trump.
La disputa se redujo entonces a un juego de dos. El presidente Andrés Manuel López Obrador comprometió ante su par argentino, Alberto Fernández, su voto a Béliz. Apoyó también la idea de posponer la votación, pero no quedaba claro si eso incluía la estrategia de no dar quórum. Hasta este jueves. “La posición de México era tomar un tiempo para discutir [el nombramiento en el BID], pero parece que eso no va a suceder. La votación se llevará a cabo el fin de semana”, dijo el subsecretario de Hacienda mexicano, Gabriel Yorio, informa Sonia Corona.
“No ha habido una posición franca y común de los países contrarios al nombramiento de Claver-Carone”, apunta una fuente involucrada en el proceso desde el minuto cero, informa Ignacio Fariza. Y añade: “La sensación es que nos hemos estado moviendo en círculo. Desde que EE UU presentó candidato sabíamos que iba a ser muy difícil, pero la decepción es enorme. Nos merecemos lo que va a pasar. La región es la única responsable: nos lo hemos buscado. Es una claudicación ante un sector pequeño del Partido Republicano representado por Trump”. Claver Carone ya acaricia la presidencia del BID.
La UE mantiene su inclinación por postergar el voto
La Comisión Europea lleva semanas anclada en su convicción de que la mejor salida para el BID sería retrasar la votación, una opción que hoy parece remota. Esa posición se plasmó en la carta que Josep Borrell remitió a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y un portavoz comunitario aseguró que esa demanda no ha cambiado, si bien no quiso concretar si Borrell iba a formular alguna recomendación a los Estados miembros representados en el capital del Banco, informa Lluís Pellicer.
Con España y Portugal como países más involucrados desde el minuto cero para tratar de evitar el quórum, en los últimos días algunos socios de peso, como Francia, se han mostrado cada vez más reacios a bloquear la elección y han exhortado internamente a un acuerdo entre los países de la región que hoy se antoja imposible. “Depende los miembros de la región discutir y lograr un compromiso”, desliza a EL PAÍS una fuente oficial francesa. En otras palabras: solo moverían ficha si hubiese una posición muy clara en Latinoamérica. Y no es el caso.
España seguía buscando el máximo consenso posible en la región, algo que se antoja imposible. La diplomacia española vio con buenos ojos la posición de Borrell y observó con interés la movilización argentina, secundada por Chile y otros países de la región, para postergar hasta marzo la elección del nuevo mandatario del banco. Pero si esa alteración de los calendarios provoca fractura entre los socios iberoamericanos, destinatarios directos de la acción de este organismo, el Gobierno español prefiere dar un paso atrás. “Si hubiera una línea clara para posponer el voto, España la apoyaría. Pero si no, nuestra posición es de respaldo a la mayoría. El BID no es para Europa”, argumentan las fuentes consultadas, informa Lucía Abellán. Con cerca de un 2% en los derechos de voto, el mayor porcentaje europeo junto con Roma, Madrid buscaba en los últimos días lograr, como mínimo, una posición europea conjunta en esta batalla.
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