El partido Rusia Unida, con la popularidad en declive y varios reveses electorales, se reúne este sábado en su congreso anual, que contará con la presencia del presidente Vladimir Putin, que quiere revigorizar esta “máquina de ganar”.
En VDNkh, parque moscovita abierto en 1939 para ensalzar las hazañas del comunismo y renovado por todo lo alto en 2014, Vladimir Putin hablará ante 2.000 delegados, entre ellos numerosos gobernadores regionales, diputados y senadores, y ante el primer ministro, Dimitri Medvedev, presidente de Rusia Unida.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, no quiso anticipar el contenido del discurso presidencial, que seguramente incluirá un llamado a la movilización, ya que la popularidad de la formación, fundada en 2001 por Putin, mengua, en un contexto de descontento general debido a la parálisis económica y a una impopular reforma de las jubilaciones.
Este 19º congreso de Rusia Unida servirá además para preparar las elecciones legislativas de 2021. Se designará un equipo de campaña, según medios rusos, que aseguran que nunca una campaña electoral se había lanzado con tanta antelación.
La presencia del presidente ruso no tiene un cáracter simbólico y desea dar un impulso real al partido, que aglutina un 32,6% de las intenciones de voto, muy lejos del 54% obtenido en las legislativas de 2016, según el último sondeo del instituto público Vtsiom.
Aunque oficialmente no es miembro del partido, “Putin estima que no hay alternativa a Rusia Unida”, apunta la analista Tatiana Stanovaia, fundadora del grupo de reflexión R.Politik.
El presidente ruso, que cuenta con 70% de opiniones favorables, quiere imponer disciplina entre las filas, puesto que numerosos dirigentes se han distanciado de la formación y presentaron como “independientes” en las elecciones locales de septiembre para evitar verse asociados al desprestigio de Rusia Unida.
Sin embargo, muchos de ellos registraron resultados negativos, especialmente en Moscú.
– “Pararrayos” –
Entre los problemas que debe encarar Rusia Unida también figura la dificultad de arraigarse en el sistema político, más allá de la imagen de Vladimir Putin.
“Es poco probable que Rusia Unida sobreviva a su fundador”, afirma Konstantin Kalashev, para quien la principal función del partido es “servir de pararrayos” del mandatario.
“Se responsabiliza al partido de todos los fallos. Es culpable de todo: la burocracia, la corrupción o los bajos ingresos de la población. El partido es culpable, pero Putin no. Rusia Unida son ‘los estafadores y los ladrones’, pero Putin es sagrado”, abunda el analista.
Para los expertos, Rusia Unida es hoy en día un anexo del Kremlin y no aporta ni ideas ni estrategia. Consciente de la mala situación del partido, su secretario general, Andréi Turshak, prometió renovar las instituciones con la llegada de nuevos dirigentes.
Pero para Tatiana Stanovaia, aunque el Kremlin entiende que el “partido necesita ser salvado”, “subestima” la gravedad de la situación, teniendo en cuenta que están previstas en 2020 más de una docena de elecciones regionales.
Y según esta experta, no se llevará a cabo ninguna reforma de Rusia Unida hasta que no se sepan las intenciones de Putin para después de 2024, fecha del final del mandato actual del presidente.
AFP
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