Dustin Honken, de 52 años, será ejecutado con una inyección letal en la prisión Terre Haute, en Indiana (Estados Unidos). Fue condenado a muerte en el 2005 por asesinar a informantes del gobierno y a niños con la finalidad de frustrar su juicio por narcotráfico.
Para ser más específicos, Dustin Honken fue traficante de metanfetamina y mató a 5 personas, incluidas dos niñas. La ejecución se realizará con una dosis de pentobarbital.
Según Telemundo, los abogados de Dustin Honken trabajaron hasta el final por pedir un último indulto, pese a que las posibilidades eran remotas, sobre todo porque la Corte Suprema revocó las órdenes de tribunales inferiores que intentaron bloquear otras dos ejecuciones en esta semana.
Se trata de los casos de Daniel Lewis Lee, ejecutado el martes por la mañana, y de Wesley Ira Purkey, que dos días después hizo efectiva su condena.
La ejecución de Dustin Honken es la tercera de un reo federal tras un lapso de 17 años.
Experto en metanfetamina
Dustin Honken dejó Iowa para irse con a Arizona con un amigo. El plan era enriquecerse preparando metanfetamina.
Pero no era un improvisado cualquiera. Fue un apasionado de la química en la universidad. Había dominado toda la técnica para “cocinar” la droga, pero pensó que era necesario establecer su ilegal negocio en otro lado.
Dustin Honken y su amigo empezaron a hacer dinero tras mover la metanfetamina a través de los distribuidores de Iowa.
Todo cambió cuando el traficante Greg Nicholson colaboró en las investigaciones policiales y delató a Dustin Honken en 1993.
Asesinato de toda una familia
En el proceso, Dustin Honken se declaró culpable frente a un tribunal, pero días antes fue con su novia Lori Duncan a la casa de Greg Nicholson. Ahí lo encontraron con su novia Lori Duncan y sus dos hijas Kandi (10 años) y Amber (6 años). Todos fueron asesinados a tiros.
Los cuatro cuerpos fueron encontrados después de siete años. Las investigaciones también determinaron que Dustin Honken mató a Terry DeGeus (32 años), otro de sus traficantes.
Dustin Honken fue declarado culpable de los cinco asesinatos en un juicio del 2004. Según Telemundo, el juicio se desarrolló con estrictas medidas de seguridad, con jurado anónimo y hasta con un cinturón de aturdimiento para el reo.
El juez federal de distrito, Mark Bennett, que por lo general se opone a la pera de muerte, estuvo de acuerdo con la recomendación del jurado.
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