Horas antes de que el asesor, Presidencial Especial para las Américas, Christopher J. Dodd, viajara a Buenos Aires este lunes, el Departamento de Estado emitió un comunicado con un sugestivo mensaje.
Por Natasha Niebieskikwiat / El Clarín
El texto es escueto, como suelen ser estos documentos de Washington. Pero contiene un mensaje contundente de lo que quiere decir la administración de Joe Biden a los miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Luego de señalar que la visita de Dodd «refleja el compromiso de la Administración Biden-Harris de trabajar junto con nuestros vecinos para fomentar el crecimiento económico inclusivo, afrontar desafíos comunes y promover la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho en nuestro hemisferio», subraya: «En consonancia con el compromiso de la Administración Biden-Harris con los mecanismos regionales pertinentes sobre estos objetivos críticos, el gobierno de EE.UU. reafirma el valor de fortalecer la colaboración regional a través de la Organización de los Estados Americanos (que es la OEA), el principal foro multilateral en el hemisferio occidental».
La cumbre de la Celac comenzó este martes 24 bajo la presidencia pro tempore de Alberto Fernández, que recibirá al ex senador Dodd. A esta visita se unieron los embajadores Jorge Argüello y Marc Stanley. Y tuvo como momento de alta tensión, el faltazo de Nicolás Maduro, cuyo gobierno se justificó en que, detrás de las denuncias y protestas en su contra, había «un plan» para agredirlo de la «derecha neofascista».
La frase del Departamento de Estado es una contundente posición de los Estados Unidos frente a los recientes intentos de dinamitar la OEA, sobre todo por parte de Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández en la alianza que montaron desde 2019 y que se ve ahora debilitada con la aparición en el escenario regional y global de Luiz Inacio Lula da Silva.
De hecho, tras ajustar el discurso con el presidente mexicano en la pasada Cumbre de las Américas -que este martes Alberto F. confundió sin querer varias veces con la de la CELAC- el presidente argentino no solo condenó la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la misma, sino que pidió la destitución del secretario general de la OEA, Luis Almagro.
«Señalo la urgente necesidad de reconstruir la OEA, si quiere ser respetada debe ser reestructurada, removiendo de inmediato a quienes la conducen», dijo Fernández ante el pleno que lo escuchaba en Los Angeles, en junio pasado.
Ahora, a esta cumbre de la CELAC, Fernández ni siquiera invitó a Luis Almagro, que fue canciller de Uruguay durante el gobierno de José Mujica. Fernández tiene una muy mala relación con él. Prácticamente, lo acusa de complicidad con Donald Trump en la salida intempestiva de Evo Morales del poder en Bolivia, que aquí llaman Golpe de Estado. Y de otras polémicas movidas en la región.
El Gobierno nunca vota en la OEA resoluciones de condena o presión contra Venezuela y de vez en cuando contra Nicaragua. Ambos están en tren de irse del organismo por desacuerdo con las críticas. Cuba fue expulsada por Estados Unidos en los 60 en el marco de una política antigua, de la Guerra Fría, que nunca ha querido revisar.
La CELAC fue explícitamente impulsada por el fallecido Hugo Chávez, con la exclusión de Estados Unidos y Canadá. Pero para esta cumbre, Alberto F. Invitó especialmente a Biden y al presidente chino, Xi Jinping; al presidente del Consejo Europeo, Charles Michell, a los dirigentes de la Unión Africana, e invitó a Felix Plasencia, el secretario ejecutivo de Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que integran Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia.
Por eso, suena más controvertido que no invitara a Luis Almagro. En la geopolítica, la OEA y la CELAC son «parientes». Diplomáticos argentinos aseguraron que hubo consenso de la región para no invitarlo, pero Clarín conversó con fuentes extranjeras y aseguraron que así como el anfitrión y presidente de la cumbre corre con todos los gastos de invitación -hoteles y estadía, que es en dólares- decide a quién invita y des invita.
Dodd, que no quiere contacto alguno con la prensa, dio su discurso en la tarde de este martes en el marco de la cumbre.
En su intervención ante el plenario de la CELAC, Dodd sostuvo: «Puedo decir con seguridad que si hay algo que une al presidente Biden y las naciones democráticas de este hemisferio, es la firme creencia de que el poder de cualquier estado surge directamente de su pueblo. Los Estados Unidos respetará y buscará asociarse con cualquier gobierno de todo el espectro político (izquierda, centro, derecha) que sea elegido y gobierne democráticamente, incluso si esos tienen grandes desacuerdos con los Estados Unidos».
Y agregó: «El presidente Biden cree que una América segura, democrática y económicamente productiva es de interés vital para la seguridad nacional de los Estados Unidos y también nuestra región».
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