Debido a la crisis en Venezuela más de cinco millones de sus habitantes se han visto en la necesidad de emigrar y adaptarse a nuevos estilos de vida y culturas para buscar mejores oportunidades, pero propagación del COVID-19 ha puesto cuesta arriba la integración de los venezolanos.
EFE
Eduardo Stein, representante especial conjunto de Acnur y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para refugiados y migrantes venezolanos señaló el jueves 27 de agosto que la pandemia ha representado un retroceso en la posibilidad de integrar a los venezolanos en los países receptores.
“Desde marzo de 2020, con el inicio de la pandemia y las restricciones de movilidad establecidas por los gobiernos para preservar la vida y la salud de las poblaciones, se ha producido un dramático impacto en el deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos en los países receptores”, afirmó Stein.
El estudio titulado “Un perfil regional de los migrantes y refugiados venezolanos en América Latina y el Caribe” advierte que el 2% de los migrantes y refugiados venezolanos han intentado regresar a su país natal en medio de la pandemia debido a sus desesperación por no obtener ingresos que los mantengan en su país receptor.
“La situación es apremiante y requiere de un esfuerzo aún mayor para la inclusión de venezolanas y venezolanos en los planes nacionales de los países, con el fin de promover y hacer efectiva su integración”, puntualizó Stein.
Venezolanos luchan en América Latina
Un informe de la OIM señaló que en el caso de América Latina el 60% de los migrantes venezolanos son menores de 35 años y más del 50% no tiene pareja.
Diego Chaves, experto en política migratoria en América Latina del Instituto de Políticas de Migración (MPI), señala que conocer el balance edad y estudios de los migrantes venezolanos es importante para «la toma de decisiones de política pública y tratar mejor el tema de la migración venezolana, especialmente ahora con la llegada de la COVID-19».
Según la encuesta en Brasil, Colombia, Guyana y Trinidad y Tobago, países fronterizos con Venezuela, los migrantes venezolanos son jóvenes, solteros y tienen un nivel educativo bajo.
En Ecuador y Perú los migrantes también tienden a ser jóvenes y más de la mitad eran solteros pero con mayores niveles educativos: el 20 % de los encuestados en ambos países dijo tener educación universitaria o superior, mientras nivel técnico afirmó tener un 19% en el primero y un 15% en el segundo.
Aquellos que se encuentran en destinos mas alejados como Argentina, Chile, Costa Rica, Paraguay y Uruguay se caracterizan por tener altos niveles educativos, pues la más de la mitad de los encuestados dijo tener posgrado o maestrías.
El 5% o menos de los entrevistados el año pasado, antes de la crisis por la COVID-19, dijo que no pensaba regresar a Venezuela, con la única excepción de los que están en Colombia, donde el 17 % dijo tener planes de volver.
El 100% de los encuestados en Chile deseaba quedarse allí, lo mismo que en Guyana con un 98 %, en Costa Rica 97 %, Brasil 96 %, Uruguay 95%, en Paraguay 93%, en Argentina 91%, y Trinidad y Tobago 87%.
«Los mayores riesgos para migrantes y refugiados de Venezuela se asociaban con los largos periodos de tránsitos y los graves peligros son explotación y abuso, exposición a temperaturas extrema, jornadas largas en terrenos inhóspitos, discriminación, rechazo e incluso persecución», dijo Stein.
Con información de EFE
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