El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció este sábado la captura de un integrante de la disuelta guerrilla de las FARC en la frontera con Venezuela, que junto con un grupo de excombatientes anunció en 2019 que volvía a las armas.
AFP
El mandatario felicitó en Twitter a la Policía por el arresto de Francisco Durango Úsuga, alias “Ariel” o “Frita”, que en agosto del año pasado apareció en un video junto con el exjefe negociador y ex número dos de la otrora guerrilla comunista, Iván Márquez, y otros exjefes como Jesús Santrich, anunciando su retorno a las armas.
Detenido en el municipio de Maicao (noreste), Durango es acusado de “concierto para delinquir agravado, fabricación, tráfico y porte de armas y el manejo de narcotráfico en zona fronteriza con Venezuela”, agregó el mandatario.
En el video difundido en redes sociales en el que hizo público su regreso a las armas, ese rebelde apareció vestido con prendas militares junto a otra veintena de disidentes, y adujo “traición del Estado” a lo pactado con el gobierno de Juan Manuel Santos en 2016.
Los disidentes además se presentaron como guerrilleros de las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El tribunal de paz encargado de juzgar los peores crímenes del conflicto excluyó a estos disidentes en octubre de los beneficios penales consagrados en el pacto, por lo que en caso de ser capturados quedan a disposición de la justicia ordinaria.
El ahora partido de izquierda, surgido del acuerdo de paz, los expulsó el 9 de octubre de 2019.
El gobierno de Duque sostiene que Márquez y compañía se ocultan en Venezuela, donde según versiones oficiales, también encontraron refugio líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa reconocida en Colombia.
Desarmadas y transformadas en partido, las FARC han denunciado incumplimientos estatales al acuerdo de paz que condujo a la desmovilización de 13.000 personas y que pretendía poner fin a un conflicto armado de medio siglo.
Si bien el grueso de esa fuerza se desmovilizó, unos 2.300 combatientes distribuidos en varios grupos conforman las llamadas disidencias, que se dedican mayoritariamente al narcotráfico y la minería ilegal, según inteligencia militar.
En esa cifra se incluyen rebeldes que se apartaron del acuerdo y nuevos reclutas. Se desconoce el número de combatientes al mando de Márquez.
AFP
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