Industrias abandonas, enormes autopistas vacías, iglesias saqueadas, bibliotecas públicas vandalizadas. No. No es la imagen de Venezuela que enarboló Trump cuando dijo: «Venezuela va a ser un pueblo fantasma». Es la otrora ‘motor city’, sede de la General Motors, Ford, Chrysler, entre muchas otras industrias. El orgullo de la modernidad norteamericana.
Desde hace años, las fotografías que revelan las situaciones antes mencionadas han estado rodando por las redes como algo «interesante» o «curioso». Los turistas, risueños, toman selfies junto a la catástrofe. ‘Ruin porn’ lo llaman, es el gran atractivo actual: visitar una ciudad fantasma, quebrada, amorfa.
Fantasma porque más de la mitad de su población emigró. Pasó de 1,8 millones a 700.000 habitantes. Algunos hablan de más de 100.000 casas abandonadas. La demolición no es una excepción, sino una política local. La ciudad mas peligrosa de EE.UU. durante varios años es perseguida por ingratos recuerdos de disturbios y fiestas terroríficas como ‘la noche del diablo’.
Quebrada porque en 2013 la ciudad se declaró en quiebra. Ya en 2012 tenía un desempleo de 18 %.
Amorfa porque a las grandes autopistas, rascacielos y toda su monumentalidad industrial la acompañan hoy unos cuantos transeúntes.
Detroit en el corazón del ‘rust bell’, el cinturón del óxido de EE.UU., el grupo de estados del noreste, en la frontera con Canadá, donde se desarrolló la industrialización, orgullo de la grandeza estadounidense y cobijo del sujeto obrero.
¿Cómo ocurrió esto?
La dependencia de la industria automotriz la hizo tan vulnerable a los ciclos económicos como la industria petrolera para un país ‘tercermundista’.
Llegada la globalización en los 90, la rentabilidad y el dominio cultural sobre el mundo pasaron a tener preponderancia sobre la idea de un Estado-nación pujante. EE.UU. se hacía más poderoso en la medida que más gente consumía su cultura, o para ser más precisos, su interpretación de la cultura. La economía inmaterial de las finanzas se hizo más importante que la productiva. El software, más importante que el harward. Se estaba dominando el mundo, las empresas podían instalarse en países con mano de obra barata.
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