Greenpeace identificó nuevos frentes de minería ilegal en tierras de indígenas de la Amazonía brasileña ya seriamente afectadas por dicha actividad, entre ellas la reserva de los yanomamis, informó este jueves la ONG.
La organización medioambiental detectó, a través de imágenes por satélite, que entre julio y septiembre de este año supuestos mineros clandestinos deforestaron 505 hectáreas en las tierras indígenas Kayapó, Yanomami, Munduruku y Sararé.
Solo contando las tres primeras, hubo un incremento trimestral del 44,5 % del área invadida por los mineros clandestinos en relación al mismo periodo del año pasado.
Los datos indican además que los buscadores de oro y piedras preciosas han abierto «nuevas fronteras» de explotación en los territorios Kayapó y Yanomami, alejadas de los puntos en los que llevaban a cabo sus labores ilícitas con anterioridad.
«A pesar de los esfuerzos conjuntos de los organismos públicos, la minería ilegal sigue siendo una realidad en la Amazonia y ha aumentado cada mes, abriendo nuevas áreas y trayendo un escenario de destrucción para las tierras indígenas», afirmó Jorge Dantas, uno de los portavoces de Greenpeace Brasil.
En la tierra Yanomami, la más grande de Brasil, situada entre los estados de Amazonas y Roraima, en la frontera con Venezuela, el área total con indicios de minería ilegal llega a 4.123 hectáreas, de las que 50 se añadieron entre julio y septiembre de este año.
Esto supone un aumento del 32 % con respecto a hace un año, lo que contrasta, según subrayó Greenpeace, con «la nota publicada por el Gobierno federal, a principios de octubre, en la que alegó que en septiembre no se identificó ningún nuevo yacimiento en la región».
Sin embargo, la ONG apuntó que hubo una expansión de la minería ilegal hacia el sur del territorio yanomami, así como en el Parque Nacional del Pico da Neblina’.
Los yanomamis sufren desde hace años una severa crisis humanitaria, que se agravó entre 2019 y 2022, durante el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien recortó el presupuesto para la fiscalización medioambiental y la atención a los pueblos originarios.
Esta etnia milenaria se ha visto gravemente afectada por la minería al estar expuesta al mercurio que los mineros utilizan para extraer el oro y que acaba en la cadena trófica a través de los peces, principal fuente de alimentación de los yanomamis.
El Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva declaró situación de emergencia sanitaria en la región y puso en marcha un vasto operativo policial, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, que ha reducido los índices de criminalidad, pero no los ha eliminado por completo. EFE
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