Joe Biden y sus asesores buscan acelerar las gestiones de transición del gobierno, con anuncios de grupos de tareas y discusiones sobre los posibles integrantes del gabinete, pero el avance no puede avanzar a la velocidad deseada sin la firma de una poco conocida funcionaria.
El gobierno de Donald Trump aún no ha comenzado formalmente el proceso de transición a la futura administración de Joe Biden. La agencia gubernamental encargada de iniciar este proceso es la Administración de Servicios Generales (GSA, en inglés), una vez que determina que hay un ganador “aparentemente exitoso” en las elecciones.
El sábado, horas después de que los principales medios de comunicación confirmen a Biden como ganador de las elecciones en base al conteo de votos, un portavoz de la GSA dijo que la administradora, Emily Murphy, no ha comprobado formalmente que Biden sea el ganador de la contienda.
La funcionaria, una abogada miembro del Partido Republicano, fue nombrada por Donald Trump en 2017, confirmada por unanimidad en el Senado.
Aunque no ha ofrecido declaraciones públicas, el portavoz dijo que “la GSA y su administradora continuarán cumpliendo con todos los requisitos de la ley”. Los plazos no están establecidos legalmente para que la GSA reconozca al presidente electo, ya que no hay una definición precisa sobre qué permite declarar un ganador.
Si Murphy opta por no incomodar al presidente, que no ha reconocido la derrota y busca impugnar los resultados, podría esperar y no firmar el ansiado documento hasta que el Colegio Electoral se reúna a mediados de diciembre para hacer efectivos los votos de cada estado. Ello, no obstante, alteraría los planes del equipo demócrata, que busca acelerar la transición en medio de una pandemia y crisis económica.
La determinación formal de la agencia libera millones de dólares y abre las puertas de las agencias federales al personal de transición de Biden para comenzar a implementar los planes demócratas. Hay pocos precedentes en la era moderna de un presidente erigiendo obstáculos para su sucesor.
Se supone que el liderazgo de la GSA debe actuar de forma independiente y no partidista, y al menos algunos elementos del gobierno federal ya han comenzado a implementar planes de transición. Los oficiales de aviación, por ejemplo, han restringido el espacio aéreo sobre la casa del lago de Biden en Wilmington, Delaware, mientras que el Servicio Secreto ha comenzado a utilizar agentes de su destacamento de protección presidencial para el presidente electo y su familia.
“La seguridad nacional y los intereses económicos de Estados Unidos dependen de que el gobierno federal señale clara y rápidamente que el gobierno de Estados Unidos respetará la voluntad del pueblo estadounidense y participará en una transferencia de poder pacífica y sin problemas”, Jen Psaki, un ayudante de transición de Biden, tuiteó el domingo.
La junta asesora del Centro no partidista para la Transición Presidencial también instó a la administración Trump a “iniciar inmediatamente el proceso de transición postelectoral y al equipo de Biden a aprovechar al máximo los recursos disponibles en virtud de la Ley de Transición Presidencial”.
(Con información de AP)
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