El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) denunció hoy que de febrero a julio de 2020 se produjeron 611 ataques al personal sanitario y a pacientes en países conflictivos, cifra que supera a la media habitual en un 50 %, con nuevas tendencias de violencia y estigmatización por la pandemia.
Los ataques incluyeron homicidios, abusos sexuales y físicos, saqueos, y la destrucción de instalaciones y vehículos sanitarios, además de la obstrucción de servicios que impidió por ejemplo la realización de campañas de vacunación o el uso de ambulancias.
La situación ya era grave antes de la pandemia, ya que el CICR contabilizó una media de 3.780 ataques a sistemas sanitarios entre 2016 y 2020 en los alrededor de 33 países donde tiene presencia cada año por sus situaciones de conflicto o violencia, sobre todo en África y Oriente Medio.
Los países en los que se registró el mayor número de incidentes fueron Afganistán, República Democrática del Congo, Israel y los Territorios Ocupados, y Siria, aunque los datos en estas zonas no suelen ser exactos y es probable que el número real de ataques sea mayor, señaló el CICR.
«Falta voluntad política e imaginación cuando se trata de proteger al personal de salud y a los pacientes. Los Estados que deseen ver avances al respecto deben liderar con el ejemplo», subrayó el jefe de la iniciativa «Asistencia de salud en peligro» del CICR, Maciej Polkowski, un programa para garantizar el acceso seguro a la atención médica en conflictos.
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Un ejemplo de estos ataques fue el homicidio de doce pacientes postrados en camas en Sudán del Sur tras la irrupción de un grupo armado que acusó al equipo médico del CICR de estar ayudando al enemigo.
Un enfermero del equipo explicó que un combatiente irrumpió en el quirófano y le apuntó con un fusil AK-47 para saber si estaban operando a un enemigo, según informó el comunicado.
Estas situaciones también se han producido durante la pandemia, por ejemplo, en un centro de salud rural en el sureste de Colombia, donde un grupo armado amenazó a un médico que atendió a un paciente de COVID-19 que falleció.
Según aseguró el CICR, las amenazas obligaron al médico a marcharse de la región, y la zona se quedó sin atención médica. EFE
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