La primera dama Michelle Bolsonaro gana peso en la campaña, con la misión de seducir el voto femenino y de los evangélicos.
Jair Bolsonaro “es un elegido de Dios” para salvar a Brasil y ayudar a las mujeres, afirma su esposa Michelle. Otrora discreta acompañante, la primera dama ganó protagonismo en la campaña para retener a evangélicos y asumir la difícil tarea de atraer el elusivo voto femenino.
Hasta hace poco, a la esposa del mandatario de ultraderecha, una ferviente evangélica, se le atribuía una silenciosa influencia en el gobierno, sobre todo en el nombramiento de un pastor presbiteriano como ministro de Educación y del primer magistrado evangélico en la Corte Suprema.
Pero cuando el mandatario, de 67 años, lanzó su campaña hace un mes, Michelle, de 40, adoptó un papel estelar.
Presentada por Bolsonaro como “la persona más importante” en un acto en Juiz de Fora (centro-este), la fotogénica primera dama arengó a centenares de seguidores, con alabanzas a Dios y ataques a los “enemigos” del gobierno que suscitaron igual o incluso más entusiasmo que el discurso del ultraderechista.
En julio, en otra intervención en Río de Janeiro, Michelle calificó a Bolsonaro de “elegido de Dios” para salvar a Brasil y defendió que su esposo fue el “presidente que más leyes sancionó para proteger a las mujeres”, por ejemplo, con mejoras en salud.
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