Cinco personas fueron asesinadas y otras cinco quedaron heridas después de que dos hombres armados entraran a un billar en una zona rural de la localidad de Ábrego, en el departamento colombiano de Norte de Santander, y abrieran fuego, según informó la Policía.
EFE
La matanza fue perpetrada el sábado por la noche en un punto llamado Oropoma, que hace parte de Ábrego, municipio ubicado en la zona del Catatumbo, una de las más convulsas del país por la presencia de guerrillas, paramilitares y narcotraficantes.
«El Ejército y la Policía se trasladan a la zona, encontrando en un billar de esa vereda (aldea) cuatro personas fallecidas e igualmente la información de que se trasladaron seis personas a los hospitales de Ocaña y Ábrego», informó el comandante de la Policía de Norte de Santander, coronel Carlos Martínez.
Uno de los heridos murió en el hospital por la «gravedad de sus heridas», según el testimonio policial, y el resto, también heridos de bala, siguen recibiendo atención médica.
Testigos de los hechos ocurridos indicaron que los hombres armados ingresaron al establecimiento amenazando con que todos debían morir, y comenzaron a disparar, mientras los que estaban presentes trataban de huir, según el relato ofrecido a la ONG Indepaz.
Los fallecidos, todos hombres que trabajaban en el campo y que se encontraban celebrando las últimas buenas cosechas, son Winston Prada Puentes, Heimer Ortiz Ballesteros, José Luis Vega Plata, Jesús Alberto Vega y Robinson Garay Barbosa.
REGIÓN CONVULSA
Se desconoce aún el móvil de la matanza, y las autoridades investigan los hechos, aunque en la zona actúan las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y del Ejército de Popular de Liberación (EPL), así como grupos disidentes de las FARC y otras bandas criminales.
La Defensoría del Pueblo emitió en junio de 2019 una alerta temprana para el municipio de Ábrego, por la «probabilidad de que se reactiven los enfrentamientos armados entre las guerrillas del ELN y el EPL», por disputas territoriales y el deseo del último grupo de retomar antiguas posiciones que eran «epicentro histórico de su accionar».
Por estos hechos, se alertó de la probabilidad de desplazamientos forzados, homicidios selectivos y múltiples, amenazas, desaparición forzosa y reclutamiento de niños y niñas, entre otras.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU Derechos Humanos (ACNUDH) documentó, hasta el 22 de febrero, seis masacres en lo que va de año, con 21 víctimas, incluidas dos menores de edad, y está verificando otras cinco más.
Por su parte, organizaciones como Indepaz contabilizaron en lo que va de año 16 masacres con un total de 64 víctimas.
En 2020 se produjeron 76 masacres en Colombia, en las que fueron asesinadas 292 personas, incluyendo 6 niñas y 18 niños, según las cifras del informe de ACNUDH, lo que supone casi el doble de las cometidas en 2019.
Además, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) alertó a finales de enero de que estábamos ante el comienzo de año más violento desde la firma de paz en 2016, con un crecimiento de los enfrentamientos armados entre organizaciones criminales y el Ejército, y una masacre cada cuatro días.
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