¿Dónde está Kim Jong-un? Y más importante aún, ¿cómo está su salud? Estas preguntas han ido creciendo en intensidad a lo largo de esta semana, después de que un digital surcoreano, Daily NK, gestionado por activistas sur y norcoreanos, publicara que el líder del Norte había sido sometido a una operación por un fallo cardíaco. Desde entonces, y ante la ausencia de el mariscal –como le apelan sus compatriotas– en actos públicos de gran importancia, los rumores contradictorios sobre su estado de salud han alcanzado un ritmo frenético.
Un despacho de la agencia Reuters este sábado, en el que informaba, según tres fuentes diferentes, de que médicos militares formaban parte de una delegación china de visita en Pyongyang para asesorar sobre Kim, ha vuelto a agitar el remolino de las conjeturas.
Hoy por hoy, nada se conoce con seguridad. Tan solo que la última vez que consta la presencia de Kim Jong-un en un acto oficial fue el pasado día 11, cuando presidió una reunión del Politburó del Partido de los Trabajadores de Corea, en la que su hermana y mano derecha, Kim Yo-jong, quedó confirmada como miembro suplente en ese organismo. Desde entonces, no se ha vuelto a ver al líder norcoreano en público. Contrariamente a lo habitual, estuvo ausente de las conmemoraciones del aniversario del nacimiento de su abuelo y fundador del régimen, Kim Il-sung, el día 15. Tampoco compareció este viernes, día 24, para marcar el aniversario de la fundación de la guerrilla con la que, según la historia oficial norcoreana, Kim Il-sung derrotó a las tropas japonesas.
En principio, su ausencia podría deberse a numerosos motivos, entre ellos el protegerse de la pandemia de covid-19, aunque Corea del Norte no ha informado oficialmente de ningún caso de contagio. Pero según publicaba a comienzos de esta semana Daily NK, el día 12 se le sometió a una operación cardiovascular, de la que se recuperaba en un chalet privado fuera de Pyongyang. Según esa página web, la salud del líder se había deteriorado en los últimos meses por su exceso de peso, su intenso hábito fumador y su carga de trabajo. Tanto China como el Gobierno surcoreano restaron entonces importancia a los rumores sobre la salud de Kim, al asegurar que no habían detectado movimientos anormales en Corea del Norte que corroborasen la existencia de algún problema. En Washington, Trump también consideró las informaciones que hablaban de una grave enfermedad como “incorrectas”.
Pero la ausencia del dirigente persiste y los rumores aumentan. Una revista japonesa, Shukan Gendai, ha llegado a afirmar que Kim se encuentra en “estado vegetativo”. Este fin de semana, la agencia Reuters citaba tres fuentes para asegurar que una delegación china, encabezada por un alto cargo de la Oficina de Enlace del Partido Comunista, viajó el jueves a Pyongyang. Entre sus miembros se encontraban médicos militares para aconsejar al Gobierno norcoreano sobre Kim. La agencia precisa que no ha podido determinar lo que el viaje indica sobre el estado de salud del líder del país vecino. Un día antes, una fuente del Gobierno surcoreano en Seúl había indicado a este medio que Kim está vivo y probablemente comparezca en público pronto. En un tuit, el delegado especial de Corea del Norte en las relaciones con países extranjeros, Alejandro Cao de Benós, ha rechazado tajantemente los rumores. “Esto es OFICIAL: La información sobre el grave estado de salud de nuestro mariscal Kim Jong Un ES FALSA y malintencionada”, ha sostenido.
No es la primera vez que Kim desaparece de la vista pública durante un tiempo más o menos prolongado y desata un frenesí de rumores. En 2014 estuvo alejado de los actos oficiales durante seis semanas, antes de reaparecer utilizando un bastón para caminar. Entonces, los servicios secretos surcoreanos apuntaron que había sido operado del tobillo para extirparle un quiste. Los medios del Norte reconocieron que sufría una “condición física incómoda”.
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