Católicos nicaragüenses elevaron este domingo una oración por la liberación del obispo Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión por «traición a la patria», tras negarse a ser desterrado de Nicaragua.
EFE
La jornada de oración, promovida en las redes sociales, forma parte de una cruzada mundial por la liberación del obispo Álvarez, un fuerte crítico del Gobierno que preside Daniel Ortega que se encuentra recluido en una prisión de máxima seguridad desde febrero pasado y bajo custodia policial desde agosto de 2022.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, a quien el papa Francisco ordenó dejar Nicaragua en 2019 por motivos de seguridad, elevó una oración por Álvarez, quien es obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua.
«Te pedimos Señor que hasta la celda donde él está llegue la fuerza de nuestra oración como una brisa suave (…) sobretodo te pedimos para que muy pronto veamos el milagro que solo de ti puede venir, que Rolando sea liberado incondicionalmente y pueda volver como obispo en medio del pueblo que la iglesia le ha confiado», abogó Báez durante la homilía.
OBISPO ES «VÍCTIMA DE LA SANGRIENTA Y CRUEL DICTADURA»
«Hoy inicia la jornada mundial de oración por un sucesor de los apóstoles Rolando Jose Álvarez Lagos, hermano obispo nicaragüense, víctima de la sangrienta y cruel dictadura asesina sandinista de Nicaragua», indicó Báez.
«Quiero que nos unamos a toda la gente que está orando en redes sociales, en los altarcitos que hicieron en sus casas, en parroquias o capillas y en lugares de oración. Vamos a sembrar nuestra fe (…) por este hermano que sufre la injusticia como víctima inocente por ser profeta de Dios», exhortó.
En su prédica, Báez animó a los nicaragüenses víctimas y que sufren por el Gobierno de Ortega a no caer en el desanimo ni en la desesperanza, y criticó, además, «la escasez de liderazgos humildes y lejanos a la mayoría del pueblo».
EL CASO DE ROLANDO ÁLVAREZ
El 10 de febrero pasado, Álvarez, de 56 años, fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados «traición a la patria».
Esto ocurrió un día después de que Álvarez se negó subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, a Estados Unidos, lo que provocó la indignación del presidente Ortega, quien lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».
El papa Francisco calificó como una «dictadura grosera» al Ejecutivo de Ortega, un mes después de la condena del obispo Álvarez, según una entrevista publicada el 10 de marzo pasado.
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