Carolina del Sur quiere reiniciar las ejecuciones de presos con pelotón de fusilamiento, silla eléctrica e inyección letal.
Por Clarín
Lo que está en juego son las sentencias de muerte de 33 reclusos que se encuentran en el corredor de la muerte de Carolina del Sur. Si bien no ha habido una moratoria formal, el estado no ha realizado una ejecución en casi trece años después de que los fármacos que usaba para la inyección letal vencieran y las empresas se negaran a vender más a los funcionarios penitenciarios a menos que pudieran ocultar su identidad al público.
Ahora se prevé que los abogados de cuatro condenados a muerte que se han quedado sin apelaciones argumentarán ante la Corte Suprema de Carolina del Sur que la vieja silla eléctrica del estado y el nuevo pelotón de fusilamiento son castigos crueles e inusuales.
Los abogados de los reclusos también planean argumentar este martes que una ley de 2023 destinada a permitir que vuelvan a utilizarse las inyecciones letales mantiene en secreto demasiados detalles sobre el nuevo medicamento y el protocolo aplicado para matar a los presos.
Carolina del Sur afirma que los tres métodos se ajustan a los protocolos existentes. “Los tribunales nunca han sostenido que la muerte tiene que ser instantánea o indolora”, escribió Grayson Lambert, abogado de la oficina del gobernador Henry McMaster.
Si los magistrados de la Suprema Corte permiten que se reanuden las ejecuciones y cualquier nueva apelación fracasa, la cámara de ejecución de Carolina del Sur, sin uso desde mayo de 2011, de repente podría estar bastante activa.
Cuatro internos han presentado demandas, pero otros cuatro se han quedado sin recursos, aunque dos de ellos tendrán una audiencia de competencia antes de poder ser ejecutados, según Justice 360, agrupación que se define como defensora de los reclusos, la equidad y la transparencia en casos de pena de muerte y otras causas penales importantes.
El estado pidió a la Corte Suprema que desestimara el fallo de un tribunal inferior después de un juicio de 2022 en el que se dictaminó que la silla eléctrica y el pelotón de fusilamiento son castigos crueles e inusuales. Los jueces de la Corte agregaron a la apelación y a los argumentos del martes algunas preguntas sobre la ley de protección de identidad del año pasado.
La jueza de circuito Jocelyn Newman estuvo del lado de los reclusos cuyos peritos declararon que los prisioneros sentirían un dolor terrible si su cuerpo se “cocinaba” con 2.000 voltios de electricidad en la silla eléctrica, construida en 1912, o si su corazón se detuviera por las balas del pelotón de fusilamiento aún no utilizado, suponiendo que los tres tiradores dieran en el blanco.
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