Tras la muerte de su madre, la reina Isabel II, el trono del Reino Unido quedó en manos del ahora rey Carlos III, quien ascendió con 73 años. Cuando aún ostentaba el status de príncipe, el ahora soberano dio a conocer su ideales sobre varios aspectos.
Uno de ellos es su consciencia sobre la situación que enfrenta el medio ambiente con el cambio climático. Aunque aún no brindó detalles sobre cuál será su postura como líder de la monarquía británica, más aún cuando su nación registró temperaturas récord este año, se espera que mantenga su compromiso.
Algunos aspectos dio a conocer el propio monarca y otros que se difundieron desde la prensa británica señalan que Carlos III conoce la importancia de la huella de carbono, cómo impactan los gases de efecto invernadero en el calentamiento global y qué acciones deben llevarse adelante. Pero eso no es todo, también hace culto de la vida sana y el bienestar. Aquí, un repaso por algunos de los argumentos y acciones que realizó el soberano.
“Aunque no parezca demasiado tiempo, el mundo ha cambiado irreconociblemente. La amenaza de una catástrofe climática parecía a muchos una posibilidad muy remota. Sin embargo, aquí estamos, apenas una década después, viviendo las consecuencias del incremento de la temperatura mundial que, si no se controla, amenaza los cimientos de nuestra civilización”, dijo el ahora rey en su libro “Armonía, una nueva forma de ver el mundo”, el cual escribió junto al ambientalista Tony Juniper y el locutor de la BBC, Ian Skelly.
Asimismo, el monarca resaltó en esta obra, publicada en inglés en 2010, que esta situación sobre el medio ambiente “es un llamamiento a la revolución. La Tierra está en peligro. No puede soportar todo lo que exigimos de ella”.
La postura “real” sobre la contaminación
La primera vez que se expresó sobre esta temática fue hace unos 50 años, en febrero de 1970. En ese momento, quien se desempeñaba como Príncipe de Gales evidenció su preocupación por el aumento de los residuos plásticos que contaminaban el medio ambiente. “No es difícil de imaginar qué haremos con las montañas de plástico que utilizamos”, señaló. Hoy, aquello que lo aquejaba como un problema a futuro se convirtió en una realidad que, incluso, es mucho más grave.
Según un estudio publicado en marzo de este año, se detectaron microplásticos (pequeñas piezas de plástico de menos de 0,2 pulgadas -5 mm – de diámetro), en la sangre humana. El trabajo, que fue realizado por investigadores holandeses y difundido en la revista científica Environment International, señaló que el 77% de las personas evaluadas tenían estas partículas.
Ya en investigaciones anteriores se habían identificado microplásticos en lugares recónditos del planeta, como el Círculo Polar Ártico o el Everest, pero también en el estómago de tiburones o pingüinos y en heces humanas y placenta. Pero en este estudio advirtieron que pueden ingresar al cuerpo a través de la inhalación de partículas en el aire o la ingestión, ya sea en alimentos o envases de plástico, vajilla y cubiertos.
La capa de ozono
En 1989, el ahora rey Carlos III fue parte de un encuentro internacional con expertos sobre la capa de ozono. “Desde la Revolución Industrial, los seres humanos han estado alterando ese equilibrio (de la naturaleza), eligiendo persistentemente opciones a corto plazo, y al diablo con las repercusiones a largo plazo”, afirmó ante los científicos y personalidades presentes. Y agregó, a modo de ejemplo, “yo, cada vez más mayor y más autocrático, he prohibido el uso de los aerosoles en mi casa”.
En este sentido, según una investigación publicada en mayo de este año en la revista Nature Climate Change, la salud del ozono es una de las mayores preocupaciones con las que tiene que lidiar el calentamiento global y la contaminación ambiental. Durante la segunda mitad del siglo XX, la estratosfera y la troposfera han sufrido una serie de cambios, ya que la primera padece un agotamiento y la segunda registró un incremento. Asimismo, los científico resaltaron que el ozono podría estar debilitando uno de los mecanismos de enfriamiento más importantes de la Tierra y calentando nuestro planeta incluso más de lo que creemos.
Consciencia ambiental
Las argumentaciones que evidencian su postura sobre el medio ambiente son extensas y se sucedieron durante los últimos 50 años. Una de sus recientes declaraciones sobre el calentamiento global tuvo lugar en una cumbre climática de las Naciones Unidas (ONU) celebrada en París, en 2011. En ese momento, quien aún era heredero al trono real británico, aseveró: “Es muy simple: debemos salvar nuestros bosques, porque no existe un Plan B para abordar el cambio climático o muchos de los otros desafíos críticos que enfrenta la humanidad sin ellos”.
Pero eso no es todo. En 2020, Carlos III fue parte del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) y conoció a la activista medioambiental Greta Thunberg. En ese momento, aseveró: “¿Queremos pasar a la historia como las personas que no hicieron nada para sacar al mundo del borde del abismo a tiempo para restablecer el equilibrio, cuando pudimos haberlo hecho? Yo no quiero”, según resaltaron medios británicos.
Incluso, el actual monarca aprovechó la oportunidad y dio a conocer la Iniciativa Mercados Sostenibles, la cual buscaba involucrar a las empresas para lograr un futuro sostenible. “Es un plan de recuperación que pone a la naturaleza, las personas y el planeta en el centro de la creación de valor global”, dijo Carlos III.
Aquello que pregona, también lo aplica en su vida diaria. Según confesó a medios británicos, “no come carne dos días a la semana y no consume lácteos otro día”, de este modo reduciría su huella de carbono en el planeta asociada a la ganadería. Pese a esta acción, Carlos III admitió que sus esfuerzos no generan un gran cambio en la realidad del planeta, pero afirmó: “Si más personas hicieran esto, habría un beneficio significativo para el medio ambiente”.
Por último, en 2021 convocó por videoconferencia a los líderes de la Commonwealth (las naciones que forman parte del Reino Unido) con el objetivo de acelerar las acciones contra el cambio climático. “Siempre he creído que vivir en un planeta finito significa que, para mantener su viabilidad, debemos reconocer que esto impone ciertas restricciones y límites a nuestra ambición humana”, dijo. Ahora, habrá que esperar para conocer si su reinado será, efectivamente, “verde”.
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